GINEBRA (DPA) - La Ronda Doha de negociaciones para una liberalización del comercio mundial, convocada hace siete años en Qatar, debía abrir posibilidades a los países en desarrollo para que consoliden y amplíen su producción agropecuaria e industrial. A eso apuntaba el centenar de naciones en desarrollo que participó en las deliberaciones de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en Ginebra.
La controversia sobre las medidas proteccionistas contra importaciones demasiado elevadas para la sustentabilidad de los mercados internos de los países en desarrollo, que generaron fuertes divergencias entre India y Estados Unidos, llevaron finalmente al fracaso de esta ronda de conversaciones.
A fines de la semana pasada los países industrializados se habían congratulado por haber llegado a un acuerdo, presentado por el director general de la OMC Pascal Lamy, que contemplaba fuertes reducciones arancelarias en países emergentes y en desarrollo para automóviles, máquinas y productos químicos, entre otros. A cambio, las naciones desarrolladas se habían comprometido a disminuir las subvenciones y aranceles que protegen su producción agropecuaria.
Esta fórmula aseguraba a los países industrializados un alza de la producción destinada a la exportación y para sus consumidores un descenso de los precios de textiles, automóviles importados y productos agropecuarios, entre otros. Los países industrializados estimaban obtener así ganancias adicionales por 172.000 millones de dólares, en tanto que los países en desarrollo alcanzarían un beneficio de 343.000 millones de dólares, según cálculos de fuente interesada.
Pero las negociaciones de la Ronda Doha tienen desde el principio por objetivo superar las injusticias en el comercio agrario, según la organización no gubernamental Oxfam. "Esto es lo que parece que no fue respetado por los grandes", señaló un diplomático que pidió no ser identificado. "La seguridad alimentaria debe tener prioridad", dijo Tobias Reichert, experto en comercio del grupo Germanwatch, que monitorea las negociaciones en la OMC.
Los países en desarrollo deberían disponer de un mecanismo de protección fácilmente operable para garantizar su provisión alimentaria, el empleo agrario y el desarrollo rural. India y China intervienen en el debate en su propio interés, en favor de 600 millones de campesinos indios y de 800 millones en China.
Así se discutió en los últimos días sobre todo sobre los Mecanismos Especiales de Protección, por los que se puede volver a subir los aranceles de determinados productos agrarios si suben notablemente las importaciones de los mismos o caen de manera abrupta sus precios. India pretende colocar un umbral relativamente bajo para el desencadenamiento de estos mecanismos, en tanto que EE.UU. busca garantizar el acceso a los mercados de su producción de algodón y soja y aspira por tanto a un umbral alto. Las negociaciones en Ginebra no podían continuar por tanto sin una nueva fórmula de compromiso en esta cuestión. Y esto fue lo que no pudo lograrse entre India y Estados Unidos.
La debilidad de la postura de Estados Unidos en las postrimerías de la gestión Bush, le permitió a India mantenerse firme en su posición. Ello llevó al estancamiento y fracaso temporario de la Ronda Doha.