El "Caso Messi" no será uno más para el fútbol mundial.La firme negativa del Barcelona, y el apoyo que logró de la poderosa Asociación Europea de Clubes (ECA) que lidera Rummenigge, es la muestra fehaciente de que se avizoran tiempos de condicionamientos muy importantes para las selecciones. Los clubes más poderosos pondrán tantas trabas como billetes (uno arriba del otro), para que sus máximas "joyas" jueguen sólo para ellos.
Ya lo hizo el Barcelona con La Pulga, que si logra todos los objetivos se encontrará con 12 millones de euros en su cuenta sólo por la próxima temporada.
La FIFA y las selecciones están entre la espada y la pared, porque la "rebeldía" azulgrana no es un capricho, sino un plan corporativo pergeñado en las altas esferas. El principio del fin para las federaciones.
Queda claro que no hay forma (al menos para la FIFA) de presionar a estas instituciones dueñas de las billeteras más abultadas del planeta, dispuestas a limitar las competencias de las selecciones. Por eso las idas y venidas del ente rector que comanda el suizo Blatter, que por un lado presiona un poco (con una circular que envió tarde) y por el otro deja actuar y siembra el camino de ambigüedades.
Por eso, con el respaldo que necesitaba, el Barcelona se animó a enfrentar a la FIFA y a no liberar a Messi, más allá de lo que defina el Comité del Estatuto del Jugador. Es más, La Pulga jugará hoy ante la Fiorentina con la camiseta del Barça y luego seguirá gira hacia los Estados Unidos. Beijing cada vez está más lejos. (S.B.)