NEUQUÉN (AN/ACE) - Orlando "Nano" Balbo conoce muy bien al agente civil de inteligencia militar Raúl Guglielminetti, detenido por delitos de lesa humanidad en la dictadura del '76 cometidos en la zona y otras partes del país. "Él fue quien me secuestró de mi casa, a cara descubierta, me llevó a la Federal y me torturó con picana eléctrica. Me llevaba y traía a la U-9. En la UNC, donde fue guardaespalda del interventor Remus Tetu, ya se sabía que pertenecía a los servicios", dijo el docente.
Guglielminetti está detenido desde hace un tiempo en Capital Federal por otras causas de secuestros y torturas y fue traído a Neuquén para que declare por detenciones ilegales que se le atribuyen en la región. Está preso en la U-5 de Roca y la semana próxima comparecerá ante el juez federal Guillermo Labate.
"Me detuvieron en Belgrano y Salta el 24 de marzo de 1976, a la mañana tem
prano. Tocaron el timbre, abrí la puerta y se asomó Guglielminetti, que era quien daba las órdenes. Eran muchos, vestidos de civil, con armas largas, ninguno se identificó. Me subieron a un Peugeot, color claro, en el piso del sector de atrás y me pusieron los pies encima", relató.
Después de dar unas cuantas vueltas se detuvieron en la Policía Federal, en calle Santiago del Estero -a pocas cuadras de donde lo habían secuestrado-. "No me vendaron, al bajar Guglielminetti me abrazó y trató de evitar que yo viera a la gente que ya estaba detenida", comentó.
A Guglielminetti lo conocía, primero porque era periodista deportivo de LU 5 y segundo porque trabajaba en la UNC con Remus Tetu, donde trabajó hasta que, precisamente, Remus Tetu lo echó. "Sabíamos que andaba con las Tres A (Alianza Anticomunista Argentina, la organización que creó el ministro de Estela Martínez de Perón, José López Rega) o en algo por el estilo", agregó.
"Me dejaron en una escalera que hay en la Federal y que da a un sótano, hasta que me llevan a un interrogatorio, me golpearon mucho, me intimidaron y a la noche Guglielminetti me llevó, esposado en un Falcon, a la U-9", dijo Balbo.
Cuando pasaron por el quiosco de diagonal Alvear, algo insólito: "me mostró una pistola y me dijo: 'no te hagás el loco eh....' ¿Qué me iba a hacer el loco si iba esposado? Y se bajó a comprar cigarrillos, para él...y para mí. ¡Venía de torturarme y me compraba cigarrillos!".
Después de una semana en la cárcel lo volvieron a llevar a la Federal para interrogarlo mediante torturas.
"La segunda vez que me interrogaron me maltrataron mucho, la corriente eléctrica que me pasaban, por la garganta, la boca, me destruyó los oídos. Me esposaban, con las manos hacía atrás y me pasaban la corriente. Esa vez llegué muy mal de vuelta a la cárcel, muy golpeado, perdía el equilibrio... Lo que pasa es que yo hacía el esfuerzo de caminar porque sabía que a quien quedaba muy lastimado lo dejaban en la Federal y yo quería volver a la U-9, porque era más segura", relató.
En setiembre lo llevaron, junto a unas cuarenta personas más, todos presos políticos de la zona, a la cárcel de Rawson.
Y no volvió a ver nunca más a Guglielminetti. "Pero ahora nos vamos a ver las caras, porque está reactivada la denuncia que hice cuando volví del exilio", señaló.
"En Rawson el maltrato existía, pero era más psicológico: a la familia, para que no te visitaran y a los presos nos hostigaban permanentemente para quebrarnos como persona. No era tanta violencia física, más allá de un sopapo, pero era la incertidumbre de no saber qué iba a pasar... Porque de ahí sacaron a compañeros que nunca más aparecieron. De nuestra zona a Orlando Cancio, Javier Seminario Ramos...", relató Balbo.