BOGOTÁ.- Con su largo cabello recogido en trenzas y usando un sombrero y chaleco camuflado, la ex candidata presidencial colombo-francesa Ingrid Betancourt llegó en la tarde de ayer a a Bogotá, dejando atrás seis años y cinco meses de cautiverio en la selva a manos de las FARC, durante los cuales se transformó en un símbolo viviente del drama del secuestro en su país y el mundo.
Betancourt fue la primera en asomarse a la escalera del avión presidencial que la condujo desde las selvas del Guaviare (sureste) a la base militar de Catam en Bogotá, tras ser rescatada .
Al bajar del avión del brazo del ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, la política se confundió en un abrazo con su madre, Yolanda Pulecio, y su esposo Juan Carlos Lecompte. Detrás de ella bajaron once militares y policías, algunos de los cuales llevaban más de 10 años secuestrados, que primero avanzaron abrazados y luego todos se arrodillaron a rezar.
Un pedazo de jabón, un cepillo de dientes y una que otra pieza de ropa interior fueron las únicas posesiones durante su cautiverio, que describió como un viaje a la prehistoria . Betancourt, algo pálida pero lúcida y sonriente, vestía un pantalón vaquero negro el primero que estrenaba, según dijo, tras el operativo que logró su rescate junto a otros 14 rehenes en una selva del sur del país. Apretaba en sus manos un rosario de cuentas con el que todos los días rezaba a Dios y a la Virgen, a quienes también agradeció el regreso a la libertad.
"Me siento como si volviera de un viaje al pasado, como si regresara de la prehistoria, , dijo en sus primeras declaraciones. ""Hace mucho no veo la luz eléctrica, hace mucho no tengo agua corriente, hace mucho no sé lo que es el agua caliente," dijo la ex candidata a la presidencia, secuestrada en el 2002.
Betancourt confió que "nunca" pensó que iba a sobrevivir a su cautiverio y confirmó que hubo momentos en los que estuvo enferma cuando pronunció un agradecimiento "especial" a William Pérez, uno de los rehenes liberados. "Fue mi enfermero en momentos en que estuve muy mal de salud", explicó. "El suicidio es una sensación diaria, que posponemos diariamente," dijo Betancourt a la CNN. "Estuve muy enferma, creo que estuve al borde de la muerte," agregó.
La política también logró sobrevivir con un escaso consumo de comida, que no incluía frutas ni verduras, y que la llevaron a un estado grave de salud, el cual fue conocido con fotos que dieron la vuelta al mundo con un semblante enjuto y una larga cabellera. "Hemos comido escasamente, con muy poca variación en la comida," manifestó Betancourt sobre sus vida en los seis años de cautiverio.
Elogios a Uribe y a los militares
"La operación fue absolutamente impecable", contó Betancourt luego, agradeciendo a Dios y a los soldados. "Si no hubieran tomado el riesgo que tomaron, nos hubiéramos quedado quién sabe cuántos años más en ese calvario que vivimos", anotó al agradecer la decisión del presidente Álvaro Uribe y del ministro Santos de realizar el rescate. "Lo que hicieron fue sacarnos a nosotros sin un solo tiro, creo que esto es una acción de paz para Colombia. Podemos lograr la paz si confiamos en nuestras fuerzas militares''. También agradeció al ex presidente francés Jacques Chirac, al actual mandatario Nicolas Sarkozy y a los franceses por su apoyo y solidaridad y pidió seguir luchando por la libertad de otros 24 rehenes que continúan en poder de las FARC. Calificó como "aliados muy importantes" a Correa y al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, pero les advirtió que deben "respetar la democracia colombiana".
Muy lucida y dando signos de estar muy informada, Betancourt también habló de política y señaló que la reelección de Uribe, en 2006, fue el mayor golpe para las FARC. Al mismo tiempo pidió a la dirigencia rebelde que respete la vida de los guerrilleros que los custodiaban y que quedaron en la selva. "La gente que quedó allá, los guerrilleros que eran nuestros guardias, los dejamos vivos, y Dios quiera que sigan así porque espero que no estén sujetos a ajusticiamiento por parte de las FARC", dijo Betancourt.
En otro momento, Betancourt interrumpió sus declaraciones y caminó hacia su ex compañera de cautiverio Clara Rojas, liberada en enero, con quien fue secuestrada en febrero de 2002 y que durante su cautiverio tuvo un hijo con un guerrillero. Betancourt trató de escapar al menos cinco veces de los guerrilleros que la secuestraron el 2002. (AFP/AP/DPA)