Una vez más, el primer ministro israelí Ehud Olmert logró salvar el pellejo: a último momento, consiguió evitar las nuevas elecciones que pendían como una amenaza y recibir un período de gracia. Su archirrival, el ministro de Defensa, Ehud Barak, que supuestamente iba a convertirse en su verdugo político, dio sorprendentemente un paso al costado después de llegar a un pacto anoche.
Su Partido Laborista, el mayor socio de coalición de Olmert, se mostró ayer dispuesto a no votar a favor de la disolución del Parlamento. A cambio, tuvo que aceptar que se realicen elecciones internas en su partido Kadima hasta el 25 de septiembre, que podrían significar el fin de su carrera política.
La reciente crisis política comenzó a fines de mayo con un ultimátum de Barak a Olmert. Barak dijo en ese entonces que debido a las investigaciones policiales a Olmert por sospechas de corrupción éste debía renunciar al cargo, de lo contrario, el Partido Laborista promovería las elecciones anticipadas. De hecho, su partido iba a votar ayer a favor de una propuesta de la oposición para disolver el Parlamento (Knesset). Pero Barak se echó atrás en el último minuto.
Con el establecimiento de un plazo para las elecciones internas en Kadima, Olmert podría incluso haber sacado a su rival Barak de una situación espinosa. Barak y su Partido Laborista deben temer por su propio futuro político en caso de elecciones adelantadas, por lo que muchos analistas políticos habían descrito su iniciativa como suicida.
El partido de derecha Likud, liderado por Benjamin Netanjahu está considerado favorito en caso de que haya nuevas elecciones. A la vez, Olmert había amenazado a los ministros del Partido Laborista con el despido inmediato en caso de que votaran a favor de la disolución del Parlamento. Con el retiro del proyecto de ley para la disolución del Parlamento Olmert gana en primer lugar tiempo.
En caso de que haya una nueva iniciativa en ese sentido, se espera recién para después del receso de verano de la Knesset en octubre. En vistas de que se necesita un tiempo de preparación de tres meses, las elecciones adelantadas se realizarían en 2009 como temprano. Hasta fines de año, el gobierno de Olmert quiere elaborar un acuerdo marco con los palestinos. Con ello, los golpeados partidos de centroizquierda competirán en las nuevas elecciones parlamentarias.
Sin embargo, la estabilidad del gobierno de Olmert se ve amenazada también por otro socio de coalición: el partido religioso Shas ya declaró que no seguirá en el gobierno en caso de que no se aumente la asignación familiar, que beneficiaría especialmente a las familias de judíos ortodoxos, que suelen tener varios niños. Olmert también estará bajo presión en el careo con el empresario estadounidense Morris Mosche Talansky el 17 de julio. El jefe de gobierno habría recibido de él en 15 años al menos 150.000 dólares. El político, de 62 años, lo niega. (DPA)
SARA LEMEL