La planta, construida a escasos metros de la sexta bajada de Las Grutas, está enclavada en medio de la finca que alberga los olivares, y cuenta con un salón de exposición y venta, un sector de procesamiento y otro donde se estaciona el aceite para su posterior embotellado, actividades que se realizan cada año a mediados de abril, momento en que la madurez de los frutos propicia la cosecha.

Pero el emprendimiento, ahora, supera lo productivo para apuntar a un proyecto turístico que quiebre con el factor estacional que produce que la villa sólo sea visitada durante el verano.

"Hace dos años comenzamos a trabajar junto con otros emprendedores, prestadores y funcionarios de Turismo de la provincia, en el desarrollo del concepto de 'rutas alimentarias', que busca que los turistas conozcan cómo es la producción", detalló.