LAS GRUTAS (Especial).- Plantar olivos y pretender que prosperen en medio del clima patagónico fue considerado durante mucho tiempo un despropósito por todos aquellos con los que Carlos Sylwan decidió compartir su proyecto. Con la persistencia de los emprendedores, el joven contador y su socio, el empresario local Horacio Lanza, desoyeron los múltiples argumentos desalentadores que no sólo consideraban imposible la adaptación de ese tipo de cultivos a esta zona, sino que tachaban de descabellados los posteriores planes de construir en el corazón de Las Grutas, la fábrica de aceite de oliva más austral del mundo.
Afortunadamente el tiempo y la perseverancia convirtieron los sueños de los socios en una realidad incontrastable. Por eso Sylwan sonríe al recordar la trayectoria del emprendimiento, mientras a sus espaldas los olivares prosperan ajenos a esas primeras objeciones.
"En abril del año pasado, luego de realizar una prueba piloto, un grupo de 40 cosecheros realizó la primera cosecha de aceitunas, que culminó en la primera producción realizada íntegramente en nuestra planta, ya que desde la recolección de los frutos hasta el tratamiento en máquinas de última tecnología, incluyendo el embotellado y etiquetado final, se realizaron sin necesidad de salir de las instalaciones. Y este año duplicamos el porcentaje cosechado y utilizamos a personal exclusivamente local, que tomó un curso intensivo antes de comenzar con el trabajo ", precisó el productor.
La última recolección, que se efectuó hace un par de semanas, contó con una mano
de obra de 30 cosecheros que recogieron 21 mil kilos de aceitunas de los que se extrajeron 2.800 kilos (equivalente
a litros) de aceite, cifras más que promisorias ya que la materia prima cosechada creció en un 50% con respecto a 2007 y se incrementó en un 57% la cantidad de óleo obtenido.
"Las inclemencias climáticas que tuvimos que padecer producto de las intensas heladas afortunadamente no influyeron en la calidad de los últimos productos obtenidos, así que estamos realmente conformes con los resultados en cuánto a materia prima y a recurso humano empleado", señaló el productor, quien fue el encargado de capacitar en una jornada intensiva organizada a través del CREAR a los que se inscribieron para trabajar en la cosecha.
Aunque hasta ahora se piensa sólo en la producción de aceite, a futuro la planta podría incorporar tecnología para la realización de olivas en conserva.
"Como los volúmenes que vamos a manejar por ahora no nos permiten pensar en exportar aceite, una de las opciones para futuros desarrollos podría ser la utilización de las variedades 'frantoio' y 'empeltre' para producir aceitunas que se comercialicen en conserva, pero recién en ocho años estas especies se estabilizan y permiten aprovechar sus frutos, así que esto
deberíamos evaluarlo más adelante, ya que además el proyecto nos obligaría a sumar maquinarias y ampliar las instalaciones", explicó el aceitero.
La idea de llevar adelante el emprendimiento comenzó a delinearse a raíz de un proyecto iniciado a fines de 2001, cuando los empresarios grutenses, asesorados por técnicos del INTA de Viedma, vislumbraron la posibilidad de plantar olivos para producir y comercializar su óleo, ante la ventaja que podría llegar a brindar la ubicación de la finca.