Si el primer ministro israelí Ehud Olmert tiene que abandonar el cargo debido a un escándalo de corrupción, será prácticamente imposible que el presidente George W. Bush medie un acuerdo de paz en el Medio Oriente para cuando deje la Casa Blanca a finales de enero.
El tiempo y la paciencia se estaban agotando en las gestiones para un diálogo de paz que respalda Estados Unidos entre israelíes y palestinos cuando empeoraron esta semana los apuros políticos que encara Olmert. Si tiene que renunciar al cargo, apenas habrá tiempo, y mucho menos ganas entre los aliados para iniciar otro proceso.
La secretaria de Estado Condoleezza Rice se negó ayer a formular comentarios sobre la situación israelí, y el Departamento de Estado guardó un estoico silencio. "Creemos firmemente y estamos plenamente decididos a ayudar a israelíes y palestinos a lograr un acuerdo de paz para fines de año", dijo el vocero del Departamento de Estado Tom Casey. "Estamos decididos a respaldar sus gestiones. Y ellos se han comprometido a lograr ese acuerdo. Esa era ayer nuestra posición, al igual que hoy y creo que será la misma de mañana".
Pero los observadores de abortados intentos anteriores dijeron también que la precaria posición de Olmert podría brindar una excusa al gobierno de Bush si las gestiones actuales no prosperan. (AP)