JERUSALÉN (DPA/AFP) - El primer ministro israelí, Ehud Olmert, acusado por un escándalo de corrupción, se aferraba ayer a su puesto pese a las crecientes presiones para que dimita o abandone temporalmente sus funciones. Ayer recibió un nuevo golpe a su estabilidad cuando la canciller y número dos de su partido, Tzipi Livni, aseguró que hay que prepararse para cualquier eventualidad, "incluso elecciones anticipadas".
El portavoz del jefe del gobierno, Mark Regev, aseguró que el político de 62 años pretende seguir trabajando como hasta ahora y que el lunes viajará como tenía previsto a Washington para reunirse con el presidente de Estados Unidos, George W. Bush. "No hay cambios en la agenda", dijo Regev .
Sin embargo, por el momento no se divisa el final en la crisis de gobierno desatada por las sospechas de que Olmert aceptó sobornos. En los diferentes grupos parlamentarios ya se habla abiertamente de la convocatoria de elecciones anticipadas. De lo contrario, la cita regular ante las urnas sería en 2010.
Ayer, la "número dos" del gobierno y ministra de Relaciones Exteriores, Tzipi Livni, se distanció públicamente de Olmert y no descartó un cambio en el gobierno. "La realidad cambió ayer y Kadima debería comenzar a prepararse para cualquier panorama posible, incluidas elecciones (anticipadas). Soy una gran partidaria de internas" en el partido, declaró, quien agregó que es imposible "ignorar los acontecimientos de los últimos días". Livni, -que es candidata a sustituir a Olmert en la jefatura del Gobierno, si éste decidiera abandonarla- dijo que el escándalo de corrupción que envuelve al premier no es sólo "un asunto legal, sino de valores y principios que todos debemos respetar y que influyen en la confianza de la ciudadanía".
El miércoles, el ministro de Defensa y líder del Partido Laborista, Ehud Barak, el principal socio del Kadima de Olmert en el gobierno, amenazó con forzar las elecciones anticipadas en el caso de que el primer ministro no abandone sus funciones, aunque sea sólo temporalmente. Barak volvió a la carga ayer: "El primer ministro y su partido deben tomar decisiones. Si no lo hacen lo haremos en su lugar".También la oposición exigió la renuncia del jefe de gobierno.
El detonante de la nueva tormenta política fueron unas declaraciones del empresario estadounidense Moshe Morris Talansky, figura clave en el escándalo de corrupción, quien admitió haber entregado a Olmert unos 150.000 dólares en efectivo a lo largo de 15 años y haberle costeado vacaciones privadas con su familia.
Ante la incertidumbre política desatada en el país, la Fiscalía expresó su intención de acelerar las investigaciones para decidir si se presentará o no una acusación formal contra Olmert.
El político anunció que renunciará si la Fiscalía decide procesarle. Sin embargo, Olmert pidió a los diputados de su partido Kadima que le den tiempo para probar su inocencia.
Un sondeo dijo ayer que el 70% de los israelíes considera que Olmert debe dimitir y el 62% apoyaría elecciones anticipadas.