La neurocirujana Hilda Molina es fundadora y ex directora del Centro Internacional de Restauración Neurológica (CIREN), una institución modelo de la medicina cubana.
La también ex diputada al Parlamento renunció a su cargo en 1994 y al gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC) por lo que calificó entonces de "diferencias políticas y éticas" con el gobierno que encabezaba Fidel Castro.
Desde hace 14 años las autoridades cubanas le han negado a Morejón el permiso para visitar al hijo de Molina, que vive en Buenos Aires junto a su esposa y sus dos hijos, a quienes la anciana no conoce. Cinco años de gestiones del gobierno argentino en favor de Molina le costaron a a la Casa Rosada un deterioro en la relación bilateral con La Habana.
Quedó grabado en la memoria presidencial la escena de 2006, durante la cumbre del Mercosur en Córdoba, cuando Néstor Kirchner obligó a que Fidel Castro, a través de su canciller, Pérez Roque, recibiera una carta pidiéndole por Molina. Como consecuencia de ello, Castro nunca más habló con los Kirchner y tampoco hubo novedades sobre Molina y su madre.
Si bien la gestión del gobierno, a través de los cancilleres Rafael Bielsa, primero, y luego Jorge Taiana, nunca cesó, fue el cambio en La Habana, con la asunción de Raúl Castro, la que abrió la puerta para el viaje de Morejón a Buenos Aires. Atrás quedaron el pedido de renuncia que el propio Kirchner reclamó a los entonces Jefe de Gabinete de la Cancillería, Eduardo Valdéz, y al embajador argentino en La Habana, Raúl Thaleb, cuando, en medio de la desesperación, Hilda Molina se encadenó a la sede diplomática nacional en Cuba.