NEUQUÉN (AN).- El coraje del primer obispo de Neuquén está fuera de toda duda. Lo demostró durante todo su obispado desafiando a la injusticia y a los poderosos.
Aunque más conocida, otra anécdota que lo pinta de cuerpo entero fue la que le sucedió en pleno Proceso con Alicia Hartridge, la esposa del ex presidente de facto, el general Jorge Rafael Videla, cuando ésta visitó la Catedral de Neuquén.
Refiere Capitanio que cuando le avisaron que venía, él la fue a esperar y cuando terminó de rezar frente a la imagen de María Auxiliadora se le acercó, se presentó y exhibiendo una lista de los desaparecidos de la zona le dijo: "Señora, le hablo como madre: por qué no le dice a su marido que le diga a estas madres dónde están sus hijos".
Entonces la mujer le respondió que esas madres tendrían que haberse ocupado antes de saber dónde estaban sus hijos, y que ella en particular sabía perfectamente dónde estaban en este momento los suyos y sus nietos.
"Perdón señora -le respondió De Nevares-, creí que hablaba con una madre. Buenos Días". Dio media vuelta y se retiró.
Sin embargo, la esposa de Videla lo siguió y cuando él estaba poniendo la llave en la puerta de su despacho le dijo: "Bueno, monseñor, deme esa lista".
Pero el obispo se dio vuelta y le respondió: "No, ahora es tarde, señora".