Cada vez se tiene menos tolerancia a la tristeza y al dolor anímico o espiritual, a las pérdidas, fracasos o directamente a permitirse "estar mal".
Cada vez se tiene menos capacidad para pedir ayuda, para darla o para encontrar alguna contención.
Frente a esta presión social para exhibir el "pum para arriba" en el trabajo y el ámbito familiar, "el hombre es el que menos permiso tiene para expresar su angustia y desesperación".
Vendrán tiempos de masticar frustración y rabia, entonces. De no poder salir de la angustia. De querer liberarse de sí mismo y del otro (o los otros).
Hasta que un día, PUM.
Este es el contexto que las profesionales neuquinas Claudia López -jefa del departamento de Epidemiología- y Miriam Giani -jefa del departamento de Salud Psicosocial- de la subsecretaría de Salud de Neuquén describen a la hora de aproximar una respuesta a la sucesión de suicidios que se produjeron en los últimos tiempos en nuestra región. "Alarma este fenómeno al que alguna lectura hay que encontrarle: algo nos están diciendo", sostienen ambas funcionarias.
El suicidio es un acto desesperado de alguien que está experimentando tanto dolor en su vida que quiere poner fin a ese dolor.
Actualmente se producen más de un millón al año en todo el mundo. Pese a que es un gran drama -si se piensa que mueren más personas por autoeliminación al año que por guerras, ataques terroristas y homicidios- las sociedades no les prestan demasiada atención a este fenómeno, lo que es particularmente trágico porque es prevenible.
"La mayoría de las personas potencialmente suicidas que reciben ayuda a tiempo no se quitan la vida", insiste Brian Mishara, titular de la Asociación Internacional por la Prevención del Suicidio. Es que la gente no no se mata porque quiera morirse sino porque "no ve ninguna esperanza de sentirse mejor en el futuro", por lo que es importante "mostrarle que siempre hay esperanza, que las cosas pueden cambiar", insiste Mishara, cuya apreciación vale intensamente para los jóvenes argentinos. En nuestro país se estima que el 25% de los suicidios ocurre entre los 15 y los 25 años. Uno de los pocos estudios científicos disponibles en Argentina demostró que el 11% de los adolescentes argentinos pensó o intentó suicidarse.
Por esta cifra, nomás, es que hoy el suicidio "es una urgencia social nacional", reitera cada vez que puede la doctora en psicología María Martina Casullo, investigadora del Conicet, quien impulsa la creación de un plan de prevención que incluya la formación de los profesionales que pueden identificar, intervenir y evitar un suicidio (policías, docentes, jueces y personal de la salud), así como también conocer qué factores específicos son los que disparan la decisión de un individuo en riesgo.
¿Cuáles son las cifras en Neuquén? El 2000 fue un tiempo detonante, revelan las estadísticas. Ese año hubo 60 suicidios; en el 2001, 54; 2002, 58; 2003, 63; 2004, 67; 2005, 70; 2006, 58 y en el primer semestre del 2007, 24 casos.
López y Giani, cuando ayudan a leer estas cifras, apuntan que:
" la ocurrencia de las muertes por suicidio presenta aumentos y disminuciones periódicas, siendo más marcado este fenómeno en los hombres;
" la cantidad de casos ocurrida es significativamente mayor en hombres que en mujeres;
" no es un problema exclusivo ni el de mayor gravedad como causa de muerte en el grupo de 10 a 19 años y
" la mejora en los registros de mortalidad debido a causas externas o muertes violentas (homicidios, suicidios, lesiones no intencionales y de intencionalidad no definida) puede ser parte del aumento observado de suicidios en general en los últimos años.
Se insiste que llevan al suicidio la desesperanza, la baja autoestima, la incapacidad de enfrentar emociones, la soledad y el abatimiento, el consumo de drogas, la pérdida de valores, la falta de un proyecto de vida y una gran exposición a mensajes y productos culturales que hablan de que ya nada tiene sentido.
¿Y en Río Negro? Los datos resultan escasos pero igualmente se puede deducir que las estadísticas y los incrementos son similares. Por ejemplo en el período que va desde 1997 al 2006, se registraron 463 muertes (lesiones autoinfligidas intencionalmente), aunque esta cifra se podría incrementar de manera notable si se toman en cuenta otros ítem como adicciones, accidentes, etc.
Los registros indican que existe un promedio de 50 suicidios por año con una tasa del 8,7 por ciento, cada 10.000 habitantes.
Si bien los datos todavía están en etapa de procesamiento (inclusive los del 2007), las estadísticas indican que los mayores índices en el territorio rionegrino se producen en Bariloche, donde se detectaron 119 muertes en ese período.
Los números demuestran que este año las cifras podrían incrementarse notablemente. En Roca, por ejemplo, en lo que va de este año ya se registraron al menos nueve suceso (algunos fuera de la ciudad), de los cuales la mayoría de las víctimas no superaba los 30 años. En Villa Regina, se produjeron otros cinco (un adolescente de 17 años y el resto son personas mayores de edad. Tres padecían problemas graves de salud). Entre las localidades de Jacobacci, Maquinchao, El Caín, Los Menucos y Comallo se registraron un total de nueve suicidios, y otra media decena de intentos.
En Río Negro el jefe del Departamento de Salud Mental, Daniel Vikauskas, coincide con sus colegas neuquinas pero también hace hincapié en los factores de riesgo general. Para graficar el fenómeno de Bariloche aseguró que el bajo nivel socio económico y educativo, la pérdida de empleo, la tensión social, el problema de funcionamiento con la familia o la sociedad, los abusos físicos y sexuales, son algunos de los elementos que pueden poner al borde del suicidio a una persona,
"En algunos casos es un sentimiento de desesperanza y depresión y en otros aparece como la falta de control de los impulsos, la poca facilidad para afrontar los problemas internos", asegura este profesional, que trabaja en el área de Salud Mental en distintas ciudades. El sentimiento suicida de una persona no se elimina sino que se debe trabajar sobre el tema y las personas que están alrededor deben comprometerse, ser más solidarios con el otro, para poder detectar este factor, reflexiona el profesional.
En el último Encuentro Internacional de Intervención en Desastres que se realizó en Buenos Aires se resaltó que "el desaliento" que provocó en los argentinos la crisis económica de 2001 fue uno de los factores de estrés que afectó la salud mental de la población en este tiempo post-hecatombe económica. En este debate, el psiquiatra Moty Benyakar, integrante de la Sociedad Argentina de Psicotrauma, explicó que "la salud mental no abarca sólo temas médicos sino que hay que estar atento a todos los componentes de la sociedad que influyen en el proceso de integración de las personas". Por su parte, el psiquiatra Carlos Collazo, integrante de la Asociación Mundial de Psiquiatría, destacó que "hay que trabajar en la prevención de episodios que pueden afectar la salud mental de la población y llevan a una sociedad a una situación de conflicto".
Desde Neuquén, López y Giani insisten en este punto. "Los Estados provinciales deben expresar y concretar la voluntad de visualizar la problemática de las violencias, donde el suicidio es una de ellas. Hay que reaprender a mirar algunos problemas psicosociales. Es una urgencia", remarcan. En este sentido, debieran surgir o reforzarse la contención de redes sociales en lo inmediato.
Atentar contra la vida propia pone en cuestión el rol de los otros, dicen López y Giani. Si bien elaborar un duelo por el suicidio de alguien es uno de los más difíciles porque se activa la culpa de sus allegados -de que no se dieron cuenta de lo que podía pasar y enloquecen después para volver el tiempo atrás y hacer algo, siquiera-, detenerse un momento en estas carreras desenfrenadas que tenemos vaya a saber hacia dónde bien valdría la pena para cuidar aún más el capital humano con que hoy contamos.
"Los suicidios exceden las posibilidades del abordaje sanitario porque al concretarse interpelan a la sociedad en su conjunto. En este sentido los suicidios no son un problema exclusivo de salud. Por ello debieran diseñarse dispositivos que abarquen desde los aspectos promocionales y preventivos (establecimiento de primeros vínculos saludables) hasta la atención integral de las situaciones de emergencia. El acompañamiento adecuado de las personas con sufrimiento psíquico deben formar parte de la estrategia general del sector salud, ya", reflexiona Giani.
Implementar estas estrategias es una decisión política estatal, es evidente. De otro modo no se podrá frenar, al menos en algo, este fenómeno que tanto alarma ahora. De hecho, hoy en ninguna provincia existe un 0800 que auxilie a quienes necesiten ayuda en un momento límite en sus vidas, excepto en Mendoza (0800-8000135). ¿Qué se está esperando? ¿Otro caso más? Y van...
HORACIO LARA - hlara@rionegro.com.ar
LUIS LEIVA - luisleiva@rionegro.com.ar