La sequía en la Norpatagonia y decisiones tomadas por el gobierno nacional en el marco de la crisis energética que vive el país han contribuido a generar un cuadro difícil para los ríos de la región, para su ecosistema y para numerosas actividades humanas que los tienen como eje. El bajo caudal del Negro ocasiona problemas para las tomas de agua de ciudades y chacras y afecta la calidad general del agua. Si bien influye en esa baja la falta de lluvias, los embalses de las represas de la alta cuenca del Limay están colmados de agua y a apenas centímetros de su nivel máximo extraordinario.

El Negro tiene un módulo de 930 m3/s y es habitual que, en mayo, cuando se libera el caudal de la restricción del riego, llegue hasta los 1.600 m3/s. El 15 de abril, día en que se tomaron las muestras para el análisis cuyos resultados se difunden en esta página, el río transportaba a la altura de la estación de aforos de Allen 287 m3/s. Ayer, ese nivel había subido un poco, y era de 298 m3/seg.