-Hola, hola... ¿obispo?
-Lugo, Fernando Lugo. Yo renuncié al sacerdocio ante los impedimentos que me planteaba la jerarquía de la Iglesia Católica.
-Para meterse en política, por aspirar a un cargo electivo.
-Que es luchar por Cristo, por su convicción en un mundo mejor para todos. Porque en el fondo ésa es la lucha de Cristo; no abarca sólo lo teológico.
-¿Pero cuál es hoy su situación en relación con el Vaticano?
-No puedo ejercer el sacerdocio.
-Antes de ir a la política, ¿qué impronta le dejó formarse en Roma bajo la sombra del Vaticano? Lo pregunto en relación con la formación en sociología que ahí recibió.
-Fueron años de estudio bajo mucha disciplina, formación intensa. Y yo siempre pensando en Paraguay, en vincular aquello con mi pueblo.
-Si se mide su triunfo desde la perspectiva de que les saca el gobierno a los colorados su victoria tiene un dictado fuerte en la historia pero, si se lo reflexiona en referencia al poder concreto, hay que manejarse en términos cautelosos. ¿Es mucho o poco gobernar Paraguay, un país donde el sistema político está cruzado por intereses muy complejos?
-Ha sido el triunfo posible y no me parece poco lo logrado, a pesar de los problemas que debemos encarar. Hace un mes estábamos en el 35% del apoyo. Pero remontamos varios puntos y ganamos. ¿Qué quiero significar con esto? Que seguimos sumando voluntades de cambio mientras que el resto de los partidos no salía de lo que finalmente logró. Y yo creo que esa voluntad es poder, implica poder. Por supuesto que nada nos será fácil ni regalado...
-¿No es peligroso que su triunfo esté muy personalizado en usted más que en la convergencia de fuerzas que lo acompañó?
-He escuchado hablar mucho de esto a lo largo de estas semanas. Mire, yo sólo estoy al frente de una voluntad de cambio con la cual están compenetrados miles y miles de paraguayos. Son ellos lo que me hicieron a mí desde mi propia historia, que tiene su comienzo en irme compenetrando desde muy joven con los dramas, la angustia, las carencias en que se han criado generaciones de paraguayos... gente sin futuro de nada, sólo de pobreza, de injusticia... ¡tenemos derecho a pensar en algo mejor!
-¿Cuál es el principal problema que intuye que deberá encarar?
-Seguramente la resistencia de determinados sectores sociales a los cambios que pondremos en marcha.
-¿La tenencia de la tierra?
-Por ejemplo. En Paraguay se está dando la paradoja de que se incrementa en calidad y cantidad la producción ganadera, pero al estar cada vez más concentrada beneficia sólo a un grupo.
-¿Qué hará con ese tema?
-Ya que uno de los fundamentos de nuestra economía es lo que la tierra produce, bueno, legislaremos en procura de una mejor distribución y propiedad de la tierra. Nosotros hablamos y vamos a ejecutar una reforma agraria integral, consensuando las decisiones con todos los sectores incluidos en esta materia. Lo primero que tenemos que hacer es un catastro del campo paraguayo, porque mire... es tanto el atraso que tenemos en el tratamiento de este tema, que no hay un catastro actualizado que nos diga cuánta tierra hay en producción, en producción de qué, qué dimensiones tiene cada propiedad, a quién pertenece. Bueno, hay que arrancar desde ahí y lo haremos. No vamos a avanzar torpemente en este problema, pero hay un 40% de paraguayos que vive del campo y vive mal y hay que darles solución, por ellos y por el país.
-Usted no ignora que, si eso tiene forma de reforma agraria, jugará con fuego.
-Mire, cuando uno llega al gobierno de una sociedad con historia tan dura como la de mi país, el fuego está en todas partes.
-Durante su campaña hizo hincapié en establecer nuevos parámetros para renegociar la energía eléctrica que Paraguay entrega a los sistemas hidroeléctricos binacionales de Yacyretá e Itaipú. ¿Cómo planteará ese tema a la Argentina y Brasil?
-Ya se conocerán los términos, que siempre contemplarán los intereses en conjunto que tenemos.
-Usted mantiene mucha prudencia, o en todo caso es muy evasivo, cuando se le pregunta sobre en quién se referencia...
-Evasivo no; prudente, que es otra cuestión. Lo que pasa es que a lo largo de la campaña, de un lado u otro hay quienes me quieren vincular con esto o aquello.
-¿En cuánto se identifica con Hugo Chávez?
-Mire, yo no tendré un manejo personalista del poder. Respeto al presidente Chávez y seguramente coincidiremos en muchos aspectos, pero él es él y yo soy yo. Bueno, además hay que dejarme andar, ¿no?
CARLOS TORRENGO
carlostorrengo@hotmail.com