ROMA (AFP).- Los italianos votarán hoy y mañana en unas legislativas en las que el líder de la derecha, Silvio Berlusconi, aspira a una revancha que le devuelva al poder, aunque la gran incógnita reside en si contará con una mayoría suficiente para gobernar frente al centro-izquierda de Walter Veltroni.
El millonario milanés que ambiciona por tercera vez a los 71 años convertirse en primer ministro, es el favorito de las encuestas, que dan de 6 a 7 puntos de ventaja a su partido Pueblo de la Libertad (PDL) frente al Partido Demócrata (PD) de su adversario.
Pero 15 de los 47 millones de electores se mostraban todavía indecisos horas antes de las elecciones y la diferencia se ha venido reduciendo durante la campaña, por lo que Veltroni, de 52 años, ha comenzado a soñar con que una victoria es posible. En su última manifestación electoral el jefe del PD, que es alcalde saliente de Roma, impresionó a varias decenas de miles de partidarios reunidos en la capital italiana al llamar a Italia a "cambiar y a mirar hacia el futuro".
Silvio Berlusconi utilizó por su parte las últimas horas de la campaña para tratar de obtener votos de los indecisos prometiendo sorpresivamente eliminar la 'viñeta' de los autos, una reducción impositiva que beneficiaría a todos los automovilistas. En 2006 había prometido a última hora abolir el impuesto sobre la residencia principal, compromiso que sigue figurando en su programa.
Lo esencial de estos comicios se centra en las elecciones al Senado, donde la 'prima' dada al vencedor se asigna con carácter regional y no nacional, como ocurre en el caso de la Cámara de Diputados.
Los dos grandes partidos se arriesgan así en unas cuantas regiones a ser privados de la 'prima' en beneficio del adversario en caso de que las formaciones más pequeñas obtengan buenos resultados.
En caso de empate, la Cámara podría ser obtenida por Silvio Berlusconi y el Senado escapársele en manos de Walter Veltroni y de la izquierda "arcoiris" (comunistas y verdes), privando al país de una mayoría gubernamental.
Tal es la hipótesis contemplada por Pier Franco Casini, líder del pequeño partido UDC, a quien le gustaría arbitrar entre los dos grandes bloques.
Este ex aliado de Silvio Berlusconi, que espera obtener votos centristas y católicos, podría obtener según encuestas entre el 5 y 7%, pero dijo al terminar la campaña que está listo a gobernar en caso de "empate".