LAMARQUE (AVM).- El Valle Medio de Río Negro es el tercer productor nacional de tomate para industria. Según datos oficiales aportados por el técnico Sergio Zabal, a cargo del programa SINAVIMO (Sistema Nacional de Vigilancia y Monitoreo), la región produce cien mil toneladas de tomate para industria cada temporada, situándose detrás de Tucumán y Cuyo. Las tierras utilizadas son dos mil hectáreas.
Zabal además trabaja en la Cámara de Productores Agrícolas del Departamento Avellaneda que nuclea a todos los pequeños y medianos productores del Valle Medio, y abarca cerca de 1.200 productores entre Chelforó y los valles de Colonia Josefa. Si bien Lamarque es el centro tomatero por excelencia, se ha ido quedando sin tierra para dicho cultivo. Su clima es ideal -tiene una media de 25 grados-, su suelo apto para otros cultivos también y un importante sistema hídrico.
A pesar de ser uno de los cultivos preferidos, el gran despegue en la explotación tomatera data de mediados de 1970 y año a año fue creciendo. Por tal motivo, otras zonas dentro de la comarca han tenido un importante despegue en torno a la explotación tomatera como Luis Beltrán, Pomona y Chimpay.
Dos variedades de semilla son las que proliferan en la zona y son utilizadas por la mayoría de los productores vallemedienses: la "York" y la "Choele", que se generó por profesionales en la región y se utiliza en casi todo el país y en Europa.
Zabal explicó que "Río Negro es la única área de Sanidad Controlada de la Argentina, estatus sanitario por el programa SINAVIMO, esencial para que los europeos quieran comprar el tomate producido aquí". Cuatro son las empresas que reciben el tomate regional. Ellas son Redepa SA (en Lamarque), Arcor S.A. (Choele Choel), Maxiconsumo (Roca) y la ex Parmalat en Darwin.
Vivir del tomate
Hugo Saragueta es un vecino nacido y criado en Lamarque, que durante toda la vida se dedicó a la explotación de tomate. Junto a su familia, tiene casi noventa hectáreas distribuidas en varias localidades y con chacras que alquila temporariamente. "No es fácil -cuenta-. Un año viene bien pero tenés otros donde por heladas, lluvias u otros factores la cosecha no es buena". Y agrega: "La temporada pasada fue complicada para los tomateros; este año, a pesar de que las heladas hicieron que hubiera que replantar, viene bastante bien".
También se muestra optimista en poder terminar en tiempo y forma con la cosecha. "Estamos atrasados cerca de veinte días pero estimo que para el 20 ó 25 de abril estaremos terminando bien". Lo mismo que otros tomateros lamarqueños, tuvo que comenzar a arrendar o comprar chacras en otras localidades por falta de tierras.