Después de más de un año de campaña, de 44 votaciones, de 20 debates y de centenares de millones de dólares gastados, Barack Obama y Hillary Clinton están prácticamente en la primera casilla de la partida. "Ésta es la campaña de las primarias que no quiere terminar nunca", escribió el diario "The Washington Post". Para "The New York Times", la carrera está "en un callejón sin salida".
Las consecuencias de la victoria el martes de Obama en las primarias de Mississippi son el mejor ejemplo.
El senador se impuso con el 61 por ciento de los votos, por el 37 por ciento para Clinton, pero el único cambio fue en los fríos números: el senador por Illinois sumó apenas 5 delegados más que Hillarry y ahora cuenta con 1.614 delegados, por 1.487 de su rival, según el recuento de la web especializada "RealClearPolitics.com".
Obama podía haber perdido por el mismo margen y las diferencias habrían sido mínimas. E igual ocurre con las nueve citas que quedan pendientes hasta que el 6 de junio se acaben las primarias y "caucus". Ya está claro que, matemáticamente, es casi imposible que ninguno de los dos alcance la cifra mágica de 2.025 delegados antes de la convención. Todo quedará entonces en manos de los 796 "Superdelegados", las figuras y cargos electos del partido que tienen derecho a voto automáticamente en la convención de finales de agosto en Denver, 300 de los cuales aún no se decantaron por uno u otro candidato. Y sobre eso se lleva hablando desde hace meses.
En tanto, la guerra de palabras entre Clinton y Obama en la carrera presidencial estadounidense se cobró ayer otra víctima en la figura de Geraldine Ferraro, que dimitió de su cargo en la candidatura de la ex primera dama tras unos comentarios sobre la raza del senador por Illinois. Ferraro, que acompañó como aspirante a vicepresidenta en 1984 a Walter Mondale en la candidatura demócrata, aseguró en una entrevista que "si Obama fuera un hombre blanco, no estaría en esta posición". Después de dos días recibiendo mayoritariamente críticas, Ferraro decidió dimitir como miembro del comité financiero de la candidatura de Clinton. Según CNN, Ferraro le dijo: "La campaña de Obama me está atacando a mí para herirte. No permitiré que eso ocurra". Clinton había asegurado no estar "de acuerdo" con los comentarios de Ferraro, pero pasó de inmediato a realizar una crítica generalizada del tono que está tomando la campaña. "Es lamentable que algunos de nuestros partidarios en ambos lados digan cosas que llegan a lo personal", señaló. (DPA)