CLAUDIO RABINOVITCH
BUENOS AIRES (ABA).- Aun cuando se pusieron en marcha mecanismos para evitar que el clima bélico se convierta en una guerra lisa y llana; el conflicto entre Ecuador y Venezuela por un lado y Colombia por el otro, traducen un estado de tensión con consecuencias muy difíciles de prever.
Para el analista Jorge Castro las posibilidades de un conflicto bélico entre Venezuela y Colombia son "inminentes" dado que por un lado el ejército colombiano intervino en territorio de Ecuador, mientras quedó en evidencia la relación de Venezuela con las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC).
Además -agregó el experto- se internacionalizó el conflicto a partir por un lado de la intervención de Ecuador a favor de las FARC (a tal punto que su número dos, Raúl Reyes, fue muerto en suelo ecuatoriano), y de la decisión del presidente
Hugo Chávez de abandonar la mediación e identificarse con dicho movimiento guerrillero. Según el profesor en Relaciones Internacionales de la Universidad de Belgrano, Julio Burdman, la respuesta de Chávez no pareció improvisada, aunque más llamó la atención el modo en que el presidente de Ecuador, Hugo Correa, se plegó a la postura del líder bolivariano.
Por eso a Burdman no lo tomó por sorpresa que varias jornadas antes del ataque a las FARC, medios extranjeros advirtieran acerca de un posible enfrentamiento armado. "Por un lado hubo una invasión en la soberanía territorial de Ecuador, pero no es menos cierto -subrayó- que Colombia está enfrentada a un actor no estatal como la guerrilla en límites territoriales difusos, dentro de una región donde la única frontera segura es Brasil. Además -agregó- la cuestión se complica dado que "Venezuela y Ecuador al no reconocer a las FARC como terrorista no cooperan contra el estado agredido".
Sin embargo, el docente universitario aclaró que existen factores que permiten atenuar el peligro de una guerra: la dependencia venezolana de la economía colombiana, y el hecho que Colombia no haya respondido a la provocación movilizando tropas.
En este contexto la Argentina sostuvo una posición ambivalente, por un lado el canciller Jorge Taiana condenó la invasión territorial, mientras por otro la presidenta reclamó con énfasis por la vida de la rehén de las FARC, Ingrid Bentancourt.
Nuestro país "anda tecleando producto de la relación con Chávez", señaló Burdman sin medias tintas. Como era de esperarse, el gobierno norteamericano salió en expresa defensa del premier colombiano Álvaro Uribe.
"La Argentina tiene como principio respetar los principios de soberanía nacional que fueron violados por Colombia, pero también por las FARC", destacó Castro.
En tal sentido puso de relieve la política de Brasil como mediador e impulsor de políticas de cooperación en seguridad.
Para el ex vicecanciller, Andrés Cisneros, se trata en definitiva de la competencia entre dos modelos: el tradicional con democracia liberal y división de poderes; y el pseudo socialista con liderazgos bonapartistas como el que expresa Hugo Chávez.