BUENOS AIRES, (Télam).- Escritores de renombre como José Saramago, Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes, Eduardo Galeano y Ernesto Sábato, fueron reunidos alrededor del tema del niño y sus derechos en la voluminosa antología "Las palabras pueden", publicada por iniciativa del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Nils Kastberg, director regional de Unicef para América Latina y el Caribe, explica la convocatoria alrededor del tema de "la infancia indígena y afrodescendiente, que traen con ellos su historia, sus valores, sus cosmovisiones, sus leyendas, sus lenguas, sus músicas".
La compilación de 200 escritores y más de 800 páginas, instala desde el inicio el tema social como señala Kastberg: "Si bien disminuyó la mortalidad y la desnutrición, aún "millones de niños, indígenas y afrodescendientes permanecen excluidos del progreso".
El funcionario apoya su argumento con cifras: "En nuestra región, 2 de cada 5 personas viven en extrema pobreza, son niños menores de 12 años, y de los 2 millones de personas que viven con el VIH/sida, se estima que 50 mil son niños menores de 15 años".
"Las palabras pueden" tuvo una labor exhaustiva de edición a cargo de Guillermo Mirecki Quintero, Roque Delgado y Jerome Seregni; con una concepción original: cruzar distintos géneros literarios para reunir textos -muchos de ellos inéditos- de estilos y generaciones disímiles.
Seregni, creador del proyecto, explicó a Télam que si en un principio la convocatoria "parecía una locura, los autores respondieron con entusiasmo. El resultado es esta edición ilustrada realizada por UNICEF y el Programa Mundial de Alimentos (PMA)".
"Es un libro simbólico al reunir por primera vez, en la historia de la literatura, voces y culturas diferentes para una misma causa. Esperamos difundirlo en escuelas para que se conozcan y respeten las tradiciones y lenguas de nuestros antepasados, y los derechos humanos de las poblaciones excluidas", agrega.
El libro incluye textos tanto de escritores mediáticos -Isabel Allende, Paulo Coelho, Ángeles Mastreta- como de autores jóvenes y de aquellos que en América Latina se expresan en sus lenguas originarias: mapuche, guaraní, aymará, kechua.
Se suceden así las plumas de Humberto Ak'abal de Guatemala, la paraguaya Susy Delgado; Arysteides Turpana de Panamá, el colombiano Fredy Chikangana y Aricuma Kowii de Ecuador.
En estos escritos los ejes tiene que ver con la "Madre Tierra" y un conjunto de mitos y leyendas. Además de la fuerza de la naturaleza, está el poder de la palabra "intentando asir el misterio de la vida", como lo señala el chileno Elicura Chihuailaf.
La poeta mexicana Natalia Toledo, cuya lengua materna es el zapoteco, dice que su escritura se alimenta de esa cosmovisión, y que esa lengua es reveladora de "belleza, humor, el doble sentido, la musicalidad, las metáforas que nos descubren un sentido poético".
También la literatura afroantillana está presente en esta compilación con autores como el haitiano Anthony Phelps (autor de un libro inmenso: "Orquídea negra"); el costarricense Quince Duncan y entre otros, George Lamming de Barbados.
Entre la ficción literaria y la reflexión política, las voces de "Las palabras pueden", pueden martillar sobre el tema del desamparo.
Así, el escritor uruguayo Jorge Majfud se refiere al eufemismo de "efectos colaterales" respecto de la mortalidad infantil.
En tanto, el español José Manuel Caballero Bonald resume, con una imagen de infancia, "la perversión humana"; tenía 11 años cuando, en plena Guerra Civil vio a un niño rebuscando la basura para comer, y la imagen, dice, "ha perdurado hasta hoy".
La presencia de escritoras mujeres se hace notar en el libro. A la brasileña Ana Piñón, la mexicana Elena Poniatowska y Laura Restrepo de Colombia, por nombrar algunas, se agrega la española Rosa Montero, que inicia su texto de modo tajante: "Hay algo suicida en la manera en que los humanos estamos tratando a nuestros niños".
La alternancia de géneros reúne narradores: Sergio Ramírez de Nicaragua, Antonio Skármeta de Chile, el argentino Mempo Giardinelli, entre otros) y poetas (de Chile, Gonzalo Rojas y Nicanor Parra; Álvaro Mutis de Colombia, el argentino Juan Gelman, el venezolano Eugenio Montejo y Ernesto Cardenal de Nicaragua.
Resulta preponderante la literatura infantil y juvenil, muchas veces armando su ficción con rúbrica de moraleja. Desfilan así textos de la ecuatoriana Edna Iturralde, el cubano Juan Miguel Llanes; Carlos Rubio de Costa Rica y los argentinos Ema Wolf y Gustavo Roldán.
De los 23 escritores argentinos que incluye el texto, figuran Federico Andahazi, Leónidas Lamborghini, Laura Devetach, Elsa Bornemann, Marina Mariasch y Luis María Pescetti.