La bióloga Maité Narvarte expresó que los estudios que se realizan los hacen en pleno verano y que por eso difieren de los que realiza el DPA, que los concreta en noviembre.
Además, la científica indicó que existen diferentes realidades según los puntos de muestreo tomados.
Por caso, frente al Instituto y hacia el barrio Magisterio se producen los niveles más altos de bacterias coliformes, mientras que en los balnearios conocidos como Punta Verde o el Arbolito de Salas, se detecta la menor presencia.
El Canal del Indio, que baña la costa sur de la ciudad tiene altos niveles de polución producto de la instalación de piletas cloacales del barrio Soberanía.
Toda esta realidad se sabe desde hace años. Y nada se ha hecho más que el comienzo con intermitencias de la red cloacal que a este ritmo parece que se extenderá por varios años más. ¿Qué se hace mientras tanto? ¿Quién puede asegurar que no es riesgoso que niños y adultos se bañen en la ría? ¿Quién se hará responsable de un brote de enfermedades trasmitidas por coliformes que puedan afectar a turistas y locales? Todas preguntas siguen sin respuestas.
Hace cuatro años y medio "Río Negro" decía: "La marea está altamente contaminada es una verdad que duele. ¿Qué hemos hecho quienes aquí vivimos? La marea dijo basta. Las algas verdes se extienden, son la muestra clara de que los pozos ciegos aportan nutrientes en cantidades exorbitantes.
Y ahí nos bañamos. Hubo brotes de hepatitis y apenas se supo.
Desde los 90, las autoridades municipales sabían que la situación era insostenible y no hicieron nada. Lo que está bajo tierra no se ve. Nadie gana elecciones porque extienda caños. "¿Dónde jugarán los niños?", se pregunta Maná en su canción. Hoy sabemos que hacerlo en la marea es un riesgo latente. Cómo duele saberlo. Pero es inevitable. Tal vez así empecemos a revertirlo". (SAO)