MARTÍN BELVIS
El MPN nunca pudo acostumbrarse al debate y la búsqueda de consensos en la Legislatura. A doce años del debut del sistema de representación proporcional, puede decirse que el partido provincial ha perfeccionado las maniobras para borrar cualquier posibilidad de incorporar la opinión de la oposición. Lo hizo mediante la incorporación poco transparente a su causa de diputados de otras fuerzas y lo repite ahora con la adaptación de las normas a la realidad de un bloque que ni con aliados llega al quórum propio.
El trámite parlamentario es un rito que debe ser respetado porque de otra manera no podrían alcanzarse decisiones colectivas. Pero si a ese conjunto de procedimientos que conforma una sesión en el recinto, se le quitan las garantías mínimas de participación de los sectores representados en la Cámara, todo pierde sentido, hasta el funcionamiento mismo del Poder Legislativo.
Si la llegada de Jorge Sapag al gobierno provincial significa alguna renovación, este proyecto de reforma del Reglamento va en sentido contrario porque lo novedoso en la Legislatura sería sancionar las leyes mediante la búsqueda del consenso. Pero para eso hay que ceder y en la Cámara el MPN demostró que es un verbo que no conoce.