Las primeras imágenes dejaron ver una expresión de alivio en los rostros de las cuatro azafatas españolas y tres periodistas franceses liberados tras días de detención en Chad. Pero la crisis desatada por el transporte ilegal de supuestos huérfanos que resultaron no serlo está lejos de terminar . Otros seis cooperantes de la organización humanitaria francesa Arca de Zoé y tres miembros de la tripulación del avión español contratado para el traslado permanecen recluidos en Chad.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, ha aprovechado la ocasión para mostrarse una vez más en el papel de "liberador", aunque muchos críticos señalan que el Elíseo ha dado una imagen más bien penosa durante la crisis.
Las alegres fotos de los liberados dan la impresión de un éxito que en realidad no es tal. Los medios franceses han documentado estos últimos días que el gobierno fue informado sobre la acción hace tiempo. También estaban informadas las embajadas en Chad y en el vecino Sudán.
En Chad, antigua colonia francesa, hay cerca de mil soldados galos desplegados, y los servicios secretos franceses cuentan con una buena representación. A pesar de todo, los miembros del Arca de Zoé prepararon su plan durante semanas sin que nadie lo evitara. Da la sensación de que les hubiese bastado con cambiar el nombre de la organización para borrar cualquier huella tras de sí. "Informamos a las autoridades chadianas a tiempo", enfatizó el portavoz del Elíseo: "Chad es un país soberano".
Pero el Arca de Zoé ya había logrado secuestrar de sus aldeas a más de cien niños. No se comprende cómo nadie pudo evitarlo.
Aún no se sabe qué consecuencias políticas puede tener la crisis. El presidente chadiano hará lo posible por beneficiarse de la situación. Acusando a los europeos un delito refuerza su postura de cara a su propio país, y no se descarta que pida nuevas condiciones para permitir una misión de la UE en el este. (AFP)