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	Esta ave es una de las especies tradicionales de esta zona. El ostrero, otra de las aves que se dejan ver en la costa grutense.

El playero rojizo es la especie más emblemática de este sitio recientemente inaugurado. La vulnerabilidad de la población es muy alta y sus factores de riesgo múltiples, ya que depende del estado de conservación de distintos puntos del largo recorrido que realiza cada año. Además, esta condición de ser migratoria hace que, para el habitante común de estos lugares, sea dificultoso visualizar su compleja situación. Es distinto un pez determinado que habita en algún lago o arroyo -como la "mojarrita desnuda" en las nacientes del arroyo Valcheta- o algún felino de alguna selva remota, cuya declinación en número de ejemplares es fácilmente observable. Sin embargo, los estudios recientes confirman este marcado descenso con cifras que alarman.

Por eso, desde la creación de la Red Hemisférica de Aves Playeras en 1985 se promovió la conservación de los humedales clave que las aves utilizan en su migración anual. En 1993, se creó el Área Natural Protegida Bahía de San Antonio y poco después se denominó a esta zona como Sitio de Importancia Internacional. Hace un par de años recibió una nueva distinción al pasar a ser un AICA, Área Importante para la Conservación de Aves.