Vecinos linderos con la mueblería manifestaron ayer su temor, ya que las paredes de sus propiedades habían levantado una gran temperatura producto del calor que generó la quema de colchones apilados en el depósito del local.
Pero el eficiente trabajo de los servidores públicos hizo que ya al mediodía se descartara la posibilidad de que pudieran volver a resurgir las llamas.
De tal magnitud fue el siniestro que, aún a media tarde, el aire estaba impregnado de un rancio olor a quemado a lo largo de toda la ciudad.