ROCA (AR).- Algunos llegan caminando desde barrios cercanos; otros en cambio, lo hacen en bicicleta y a menudo desde sectores muy lejanos. Sin embargo para estos chicos, más allá del recorrido que tienen que realizar, lo importante es llegar. Allí los espera un espacio en el que pueden sentirse libres de ser ellos mismos a través de la expresión, la comunicación con sus pares.
El trabajo social es por demás importante cuando se trata de los más chicos, y así lo entendieron un grupo de profesionales de la ciudad que se fusionaron con la idea de generar un espacio de contención para niños y adolescentes que tienen problemas de índole familiar, a través del deporte.
Por eso, para llenar y hacer más productivo su tiempo de ocio, les proponen varias actividades recreativas y deportivas al aire libre.
El taller tiene como escenario a la vieja estación del ferrocarril y nació bajo un programa provincial de asistencia social, donde asisten chicos con un talento invalorable, que desde que iniciaron el curso hace poco más de un mes no pierden las esperanzas de que al llegar los "profes" les den la noticia de que ha llegado la hora de salir al campo, a las bardas, a practicar todo lo aprendido.
La iniciativa del proyecto surgió de manos de la licenciada en Servicio Social Irma Calvo, y Mariano Huentemil, operador comunitario, que llevan adelante el programa "Fortalecimiento familiar", enmarcado a nivel provincial en el Ministerio de la Familia, que fue ideado para trabajar en hogares con problemas de convivencia.
Envueltos en este tipo de problemáticas, se invitó a los más pequeños a participar de este taller, donde además de divertirse, encontraron un espacio de contención y aprendizaje. Y así fue como se conformó un grupo que oscila entre los 15 y 18 integrantes, que tienen entre 12 y 17 años.
Las inquietudes de realizar un taller canalizado en el desempeño de actividades deportivas y recreativas, llegaron a los oídos de Claudio Paz, guía de la Dirección de Turismo de esta ciudad, que a lo largo de su vida fue explorando nuevos terrenos en el ámbito social. Es un desafío, cuenta, "en especial por la cantidad de chicos que se unieron al taller y por el trabajo que realizan, ya que la experiencia es única y muy enriquecedora".
"Ya habíamos dictado cursos similares en otras oportunidades, pero no con jóvenes de estas características. La idea principal es que los chicos disfruten de la naturaleza, aprendan a vivir en ella y con ella, sin estropearla y en consecuencia conservando cada cosa en su lugar", remarcó Paz.
Existe una etapa previa a la salida al campo, que consiste en la preparación del grupo para afianzar las relaciones entre ellos mismos y con los referentes. Por eso lo más importante es llegar a la vieja estación; por eso lo mejor que les puede pasar a cada uno de ellos es recibir la noticia de que la etapa de preparación ha culminado y lo que sigue es salir a descubrir un nuevo mundo. Un mundo donde acamparán, del que comerán, y donde a merced de sus recursos, podrán escalar, hacer rapel o tirolesa. Actividades, que hasta hace un mes eran desconocidas para ellos.