RINCON DE LOS SAUCES (Enviado especial)-. "Acá hay que ser asperito", decía ayer a la mañana la concejal Lidia Anaya mientras sostenía una pulseada verbal de alto voltaje con un policía que pedía credenciales y documentos a referentes y fiscales del Frente Rinconense para la Victoria en la puerta de la escuela 335.
Este frente, al que pertenece la concejal, es una vertiente kirchnerista que tejió alianza con el Movimiento Popular Neuquino (MPN). Pero con el oficialismo provincial sólo acordaron respaldar a Marcelo Rucci para la intendencia y disputarse en las urnas la distribución de las bancas en el Concejo Deliberante.
Así planteado este acuerdo político que recibió la bendición de la Casa Rosada, el
Frente y el MPN libraron ayer su propia batalla por los puestos de concejales. Pero la lucha la dieron, no como amigos, sino como lo hacen los extraños.
El incidente ocurrido en la puerta de la escuela a media mañana, que además involucró a Gustavo Sánchez del Valle, jefe de campaña de la candidatura de Rucci por el Frente Rinconense, surgió por una denuncia de los hombres del MPN que aquí llaman "los petroleros".
La pelea parecía ser un exceso de celo entre dos sectores que van unidos pero no tanto.
Finalmente, hubo una in
tervención de la Justicia Electoral porque en la escuela detectaron fiscales que no tenían domicilio en esta ciudad. Para evitar mayores problemas, poco a poco los fueron retirando del establecimiento donde votaban sólo hombres.
El aparato de movilización más aceitado fue el que respaldó a Rucci. Pero no fueron los vehículos de sus aliados kirchneristas los que trasladaron gente a las escuelas, sino los del MPN y especialmente las camionetas gigantes de los petroleros.
Comparado con una elección de Neuquén, la movilización fue ínfima.
Pero varias decenas de vehículos como los que ayer se observaron trabajando para el oficialismo, aquí pueden desmoralizar a cualquier competidor.