Alberto Gonzales ha dejado de ser un blanco, pero los demócratas persistirán en sus intentos de demostrar que la Casa Blanca quiso transformar al departamento de Justicia y sus fiscales en una punta de lanza política durante la actual gestión.
Con todo, en medio de la polvareda que levantó la renuncia de Gonzales apareció una débil chispa de buena voluntad entre la Casa Blanca y el Congreso liderado por la oposición. Varios demócratas dijeron que el presidente George W. Bush puede dar un gran impulso a las conversaciones -y acaso distender los enfrentamientos constitucionales- si propone a un sucesor adecuado para Gonzales.