PASCAL MALLET
Estados Unidos volvió a demostrar, con el anuncio de una gran venta de armas para los estados aliados del Golfo, que sigue confiando en el régimen conservador de Arabia Saudita para hacer frente a Irán en Oriente Medio.
"El fracaso del proyecto estadounidense del 'Gran Oriente Medio' democrático, consumado con la derrota en Irak, obliga a Washington a intentar salvar los muebles distribuyendo ayuda militar por todas partes", considera Joseph Henrotin, redactor jefe de la revista francesa Defensa y Seguridad Internacional (DSI).
La secretaria de Estado norteamericana Condoleezza Rice confirmó ayer que, para "apoyar las fuerzas moderadas" en Oriente Medio, Washington venderá armas por 20.000 millones de dólares a Arabia Saudita y otros países del Golfo.
Por otro lado, Estados Unidos aportará, en los próximos diez años, una ayuda militar de más de 40.000 millones de dólares a Egipto e Israel. El objetivo de todas estas
ayudas es minar la influencia en la región de Al Qaeda, Hizbollah, Siria e Irán. Estados Unidos parece ayudar a los sauditas para "disuadir a Riad para que no ayude bajo cuerda a los sunnitas extremistas y frene las pretensiones de Irán, aliado de Siria y del Hizbollah chiíta libanés", sostiene Henrotin.
Al mismo tiempo, Estados Unidos refuerza a Israel para calmar sus temores cada vez que los países árabes reciben material estadounidense, y también para "aplacar el afán de los iraníes de dotarse de un arsenal nuclear", añade Henrotin.
"Esto se está convirtiendo en un complejo juego de equilibrista, una especie de huida hacia adelante en la que Estados Unidos ayuda a todos sus aliados simultáneamente, confiando en que estos no se vuelvan luego unos contra otros", agrega Henrotin. El mismo temor expresa el titular de la comisión de Relaciones Exteriores del Parlamento alemán, Ruprecht Polenz: "cuando se añaden explosivos en un polvorín, se aumenta el riesgo y no se mejora la seguridad de la región".
Caroline Pailhe, investigadora del GRIP (Grupo de Investigación sobre la Paz y la Seguridad), estima que "teniendo en cuenta la inestabilidad de estos regímenes, todo podría volverse un día contra los estadounidenses", añade Pailhe, recordando que los occidentales ya armaron en su momento a Irán, a Irak y a los talibanes afganos, a los que luego tuvieron que combatir. (AFP)