En clima de fiesta, pero también con algunas críticas a la prensa de su país, la selección brasileña, campeona de la Copa América, retornó ayer a casa.
Al grito de "es campeón", los jugadores comandados por goleador del torneo, Robinho, nuevo astro de la "'verdeamarelha", exhibieron orgullosos el trofeo que "volvió a casa", ya que este es el segundo título consecutivo de la "seleçao".
Según periodistas brasileños que viajaron con el plantel desde Venezuela, la "fiesta" duró prácticamente toda la noche y nadie pudo dormir debido a los cánticos e instrumentos que los jugadores "agitaron" durante todo el viaje.
Además de los festejos, los futbolistas aprovecharon para quejarse de algunos medios de prensa brasileños que durante el torneo mostraron desconfianza en el equipo. "Hubo mucha gente hablando un montón de cosas equivocadas. Llegamos aquí (Venezuela) y cumplimos nuestro objetivo", dijo Anderson.
Por su parte, Dunga, que debutó con éxito en el primer desafío internacional que enfrenta desde que comanda la selección, rechazó que la conquista del título sirva como "respuesta" a sus detractores.
"No fue una respuesta a nadie, el pueblo creyó en nuestro equipo y el resultado vino con normalidad. Las críticas después de la derrota para México (por 2-0) era esperada, y si hubo alguien que exageró en las críticas, sólo esas personas deben hablar sobre eso ahora", consideró el entrenador.