Cuán lejos o cuán cerca está el estallido social del 2001? Peronistas y radicales que abrevan sea en las heladas aguas llegadas del sur patagónico a los despachos de la mayoría de los Poderes Ejecutivos, o en los riachos menos caudalosos de una oposición que no encuentra su cauce, coinciden en que el quiebre fue tan profundo que aniquiló a los partidos tal como se los conocía hasta ese momento dramático de la vida nacional.
Si se toma como cierta esta hipótesis, estaríamos frente a retazos de organizaciones políticas, ahora abocadas a la búsqueda de algo nuevo, curiosamente a partir de lo viejo, ya que los primeros actores actuales no nacieron de un repollo ni son tan jóvenes.
"No se puede construir desde la nada. Hay peronistas y radicales que están tratando de ordeñar una vaca muerta", avisa el diputado Roberto Costa, hoy empeñado en dar forma a una matriz en la Concertación que impulsa el matrimonio Kirchner, junto con gobernadores e intendentes de la UCR, repudiados por el comité nacional influenciado por el ex presidente Raúl Alfonsín, más socialistas y entidades vecinales.
Además de ese molde supuestamente primigenio que se apoyará en la fórmula conformada por Cristina Fernández y el mendocino Julio Cobos, habrá otros: por caso, el sustentado por Roberto Lavagna y el jujeño Gerardo Morales, titular de lo que queda del radicalismo. Otros dos dirigentes desprendidos de esta fuerza que se enorgullecía por ser centenario, construyen con suerte dispar por centroizquierda ("Lilita" Carrió) y centroderecha (Ricardo López Murphy), con comunes ideales republicanos.
Hay también intentos por volver al pasado, con la "marchita" y el bombo, reflotados en San Luis por Carlos Menem, Adolfo Rodríguez Saá, Ramón Puerta y Jorge Sobisch, entre otros. Más que construir un cuerpo principal materno, este grupo se apresta a redoblar sus denuncias, por ejemplo contra la ministra Felisa Miceli, quien todavía no ha aclarado debidamente la procedencia del dinero embolsado hallado en el baño de su oficina.
Los peronistas históricos reunidos en Potrero de Funes empezaron a caminar con dificultades porque Puerta cree que Menem sigue siendo un "piantavotos" y dificulta las gestiones para acercar a Eduardo Duhalde. El misionero se apartó discretamente, quizá impelido por Mauricio Macri, el futuro jefe de gobierno porteño que decidió avanzar con el estilo de Merlo, esto es, paso a paso y en un solo campeonato.
Macri no pudo cerrar con Lavagna dicen que el ex ministro apela a la soberbia y los desplantes, recostado en la UCR residual y en algunos escuderos duhaldistas que no mueven el amperímetro a la hora de enfrentar el aparato bonaerense, a cuyo frente los K pondrán a Daniel Scioli, debidamente custodiado.
Cristina empezó a hablar. Lo hizo en el encuentro filosófico de San Juan, mientras su marido le cubre las espaldas, enfrentando los temas espinosos, entre ellos la defensa de la secretaria de Medio Ambiente, Romina Picolotti, y la tenida guerrera con un multimedio socio del Estado.
Días antes del discurso de Cristina, la poderosa canciller norteamericana Condoleezza Rice, exhortó a la Argentina a que "mientras mira hacia su futuro, resguarde los principios de libre mercado que producen crecimiento en la región". La secretaria de George Bush, dijo que la relación es buena no excelente como con México, Brasil, Uruguay y Chile, ni mala o nula como con Venezuela y Cuba y que pese a las diferencias, apoyaba el canje de la deuda y la estabilidad democrática.
Una Cristina medida pareció contestarle desde San Juan: "Si alguna vez, como parte de una generación, aspiramos a cambiar el mundo, hoy estamos más humildes, apenas queremos cambiar a nuestro país y ayudar a que cambie la región".
Indudablemente, de concretarse la etapa pingüina, se hará hincapié en aspectos internacionales e institucionales, como subrayan los radicales K, dispuestos a sumarse con cinco gobernadores y unos 300 jefes comunales. El diputado Costa, un fiel intérprete del intendente de San Isidro, Gustavo Posse, explica que tras los fracasos de Alfonsín y Menem por conformar un tercer movimiento histórico, el proyecto superador lo encarnarán Cristina y Cobos, retomando el legado de Juan Domingo Perón y Ricardo Balbín, cuando se abrazaron en el turbulento 1973.
La transición presente no está exenta de peligros. Por un lado se mejora a más del 8% anual, por el otro hay restricciones energéticas y situaciones de colapso cotidiana.
En los albores de la administración K, un funcionario declaró que sería un éxito concluir los primeros cuatro años y medio siendo una Nación encuadrada en los parámetros de la normalidad. Eso, está a la vista, es un cometido incumplido, con novelones insólitos en todos los terrenos, sin la exclusiva responsabilidad del gobierno. ¿No lo es acaso el crimen no aclarado de María Marta García Belsunce, con sus padres y hermanos defendiendo la inocencia de Carlos Carrascosa, esposo de la víctima, condenado por encubridor del asesinato en el exclusivo country Carmel?
Alfonsín y Menem fracasaron al intentar consolidar proyectos abarcadores de las grandes mayorías.
ARNALDO PAGANETTI
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