VIEDMA (AV).- La usurpación de un departamento en el barrio Guido de Viedma destapó nuevamente un problema social sobre el que no aparece la solución de fondo. Todo queda reducido a un expediente de lucha entre quienes más necesitan.
En este caso un hombre que documenta con escritura en mano ser el titular de la vivienda, de un día para otro, no pudo ingresar a su casa porque "está ocupada" por desconocidos., quienes fundamentan no tener dónde vivir, encontrando como solución forzar una cerradura e ingresar a ese departamento amueblado, con más o menos elementos pero habitado como cualquier otro. Allí se instalaron por lo menos dos mujeres y como siete criaturas que, al margen de la necesidad, garantizan permanencia.
Mientras tanto la primera medida dispuesta fue un allanamiento para retirar del departamento de la escalera 25 las pertenencias de Alberto Kreiber, el propietario. Razones de seguridad y para evitar mayores daños fundamentaron la medida. "Me desalojaron y los delincuentes que ingresaron siguen adentro", denunció el hombre que aumenta su retiro con trabajos esporádicos de electricidad del automotor.
Admitió que él ya no vive en ese departamento donde se criaron sus dos hijos y murió hace un par de años su esposa. Pero aclaró que sigue habitándolo su hijo mayor junto a las cosas y los recuerdos de familia.
Contó que su hijo fue a ayudarle en un trabajo y permaneció fuera de casa un par de horas. Kreiber se sorprendió de la ocupación cuando fue a apagar la luz a primera hora del día siguiente. Allí comenzó para él un camino sinuoso que lo llevó a preguntarse "¿que ley me protege?".
Recurrió a la Policía y a un abogado para tramitar la denuncia. El viernes fue indagada una de las dos mujeres que ingresaron al departamento. No obstante se supo que el juez Carlos Reussi pidió intervención de las áreas sociales del Ejecutivo para tomar una decisión pero con una contención adecuada de quienes ingresaron en forma ilegal a la vivienda.