MARTIN VALBUENA
"Lo que me pasa con el piano es que lo siento imponente, pero quiero ser objetivo con lo que digo, me parece que es un instrumento que favorece a muchos otros. Es percusivo, es melódico, armónico, es base y sostén. El piano tiene todo, lo único que no tiene y que le envidio a los guitarristas, es el "rasguido" para una buena chacarera. Pero más allá de eso, la música es el lenguaje universal por excelencia, y creo en ella como la madre de todas las artes".
Se puede o no coincidir con César Lefiñanco. Pero lo que es seguro es que si no fuera por su obra "Ciudad Lineal", recientemente estrenada en el V Festival de Percusión, nunca podría haberse entendido con la marimbista japonesa Keiko Kotoku, que al escucharla, quedó encantada.
"También me gusta la percusión y además estudié guitarra, pero es tanta la demanda que requiere el piano, que no me permitió dedicarme. Hay otra gente que tiene más facilidad para los instrumentos y pueden tocar varios, no es mi caso", dice humilde.
Recién está comenzando a componer obras propias, pero marca una diferencia, cuando de interpretar obras de otros compositores se trata. "Cuando uno esta en el papel de intérprete, uno debe reflejar lo que el compositor quiso decir. Es difícil abstraerse sin perder el control. Hay
conciertos en lo que uno no está inspirado, pero al ser tan profesional, uno puede llevar a cabo bien la tarea. Pero generalmente, para que el público se entone, uno tiene que estar inspirado".
César sabe que a este nivel, la perfección hace la diferencia. Recuerda que "mientras mirábamos, junto a mi maestro, un video de Aldo Antognazzi yo pensaba que ese es el camino que quiero hacer. Y ver la diferencia, no tener a la perfección como objetivo, sino llegar a la perfección como consecuencia de otra cosa. Creo que es una filosofía. Por eso primero quiero seguir perfeccionándome. Yo soy muy creyente y las cosas no son por casualidad, se dan porque Dios lo permite. Y también con un poco de suerte", dice
Siente que Bach lo marcó más que ningún otro. "Por eso después lo estudié en clave, y he llegado a la conclusión de que esa música tiene mucha conexión con el folclore, desde cómo se la aborda hasta la progresión de cada tonalidad. Y hoy escucho a compositores como Stockhausen de música contemporánea, el folclore de Carlos el "Negro" Aguirre, y admiro mucho a Lito Vitale. Y me pregunto si después de estos monstruos no hay más nada que inventar. Pero siempre hay algo más para buscar".
Sembrado de esperanza, el pianista sueña con que alguna vez el arte gobierne el mundo. Mientras tanto, busca explorar los orígenes musicales de una historia local que late de misterio. "Sí, sueño...me gustaría que la gente tome más conciencia de sus raíces, su cultura, estoy muy interesado en el arte de acá. Con algunas personas nos hemos juntado para averiguar que fue de la música de este lugar, del loncomeo. En esta zona pasa algo, hay muchos artistas y hay determinada energía que provoca que cosas importantes sucedan acá. El lenguaje de un loncomeo es desgarrador, refleja sufrimiento y tristeza. Se cuenta que acá hubo una despiadada matanza de indios. Y los que hemos nacido acá queremos ir contra determinadas fuerzas para mostrar y llevar al mundo cosas buenas. El loncomeo es fúnebre, me da escalofríos. Entonces te preguntás qué pudo haber pasado para que exista eso. No nos olvidemos de que la música es la expresión de los pueblos".