Dicen que apenas apoyó el tubo del teléfono se abrazó con su hermano y que después lanzó al aire un grito de desahogo. Seguramente se le cruzaron muchas imágenes por la cabeza, pero la que gobernó su memoria fue aquel rechazo del Real Madrid, que le bajó el pulgar a su contratación después de una cuestionada revisión médica.
Lo cierto es que Gabi Milito tuvo su revancha, y ayer las noticias que le llegaron de España fueron las mejores. Por eso dicen que la confirmación de que su carrera seguirá en el poderoso Barcelona terminó con un profundo abrazo con su hermano Diego.
Decenas de enviados especiales, sobre todo españoles, esperaron en el hall del hotel Intercontinental de Puerto Ordaz que el defensor bajara de su habitación para hacer un comentario sobre el traspaso por el que el Barça debió abonarle al Zaragoza nada menos que 20 millones de euros.
Pero Milito mandó a un colaborador del seleccionado a comunicarles que no realizaría declaraciones a la prensa porque entendía que, a horas de la semi ante México, podía ser leído como una falta de respetos hacia sus compañeros. Después, la alegría de Gabi se multiplicó con el pase a la final.