No todos los que se van del Estado provincial tienen la posibilidad de volver a trabajar en él. Salvo que lo pida el gremio más cercano al gobierno, UPCN, el mismo que impulsó con mucha fuerza en 1998 la idea de crear la propia empresa de los porteros, SAERSA.
Pero claro, la pyme de servicios no anduvo, el Estado la auxilió cuando fue necesario y aún así no alcanzaron a salvarla. Ahora no hay responsables, llegó a esta situación como por arte de magia. Por obra y gracia del buen trato entre Scalesi y el gobierno, los socios que crearon SAERSA, más algunos empleados incorporados, volverán a la esfera del empleo público.
Queda claro que irse y volver al Estado es bastante sencillo, sobre todo cuando nadie asume que si una empresa termina como terminó esta, no es responsabilidad de la provincia.
A pesar de los gastados anuncios de congelamiento de la planta estatal y de los porteros que sobran en el Estado, parece que sigue habiendo lugar para todos.