Familiares de 11 diputados colombianos regionales muertos mientras estaban secuestrados por la guerrilla de las FARC, responsabilizaron a ese grupo y al presidente Alvaro Uribe de haber acabado con sus sueños.

"La guerrilla y el presidente me responden por la muerte de mi papá", dijo en medio del llanto Alejandro, el universitario hijo del fallecido diputado Nacianceno Orozco, quien no pudo contener un fuerte y desgarrador grito de dolor que retumbó por toda la casa.

Al reclamo del joven, quien concluyó el semestre universitario con las mejores calificaciones porque, dijo, "quería darle esa alegría a mi papá", se sumó el desolador lamento de Diego Quintero: "se nos acabaron los sueños".

El hermano del también fallecido diputado Alberto Quintero, se sumó al señalamiento de Alejandro al manifestar que "los familiares tenemos muy claro que los que se los llevaron fueron las FARC, pero hay una corresponsabilidad compartida con el gobierno".

En la casa de Fabiola Perdomo, esposa del secuestrado y muerto presidente de la Asamblea Departamental del departamento del Valle (suroeste), Juan Carlos Nárvaez, se reunieron los familiares de los 12 diputados que habían sido secuestrados el 11 de abril de 2002. En la casa, ubicada en un exclusivo sector del sur de la ciudad de Cali, capital del Valle, se vivieron escenas de dolor y desolación, en medio de un ambiente de evidente tristeza que casi que se podía palpar.

Algunos de los familiares llegaron incluso a desmayarse cuando se conoció el comunicado de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas) confirmando la muerte de once de los doce diputados. "Quiero darle las gracias a la guerrilla y al presidente por tanto dolor, por escuchar nuestras plegarias. Ojalá estos once muertos les pesen en el alma", expresó con ironía Carolina Charry, la adolescente hija del fallecido diputado Carlos Alberto Charry. La joven, cuya hermana menor sufrió un desmayo y debió recibir atención médica, agregó: "esta situación es durísimo", mientras señalaba a su hermana tendida en un sofá. "Ella está completamente descompensada, pero hay que seguir adelante", añadió la joven, quien con lánguida voz clamó: "no esperen que a que el secuestro toque a sus puertas; hay que unirnos".

Patricia Nieto, la esposa de Sigrifedo López, el único de los 12 diputados que sobrevivió al fuego cruzado con un grupo armado no identificado -según las FARC- pese a contar con esa suerte, afirmó que no está alegre. "Ese anuncio (de las FARC) no es motivo de alegría porque somos todos (los familiares de los secuestrados) una familia", expresó.

La anfitriona de la casa, quien dijo a la AFP que ha llorando tanto que "ya no tengo lágrimas, pero sigo llorando sin más lágrimas", recibió con cierto desdén el anuncio del presidente Alvaro Uribe de visitar a los familiares en las próximas horas: "ya para qué", expresó. Sin embargo, aseguró: "no guardo rincón en mi corazón. No le voy a heredar odio a mi hija". Fabiola afirmó que desde hace ocho días había sentido una especie de premonición sobre la nefasta suerte de su esposo. (AFP)