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Viernes 29 de Junio de 2007
 
Edicion impresa pag. 40 > Deportes
La selección y su futuro

Hace años un grupo de entrenadores, con León Najnudel como abanderado, lidiaron para dignificar y jerarquizar la profesión y el cargo. En aquel momento y con razón, el ejemplo lo debería dar el responsable de la conducción del equipo nacional. Por eso también se luchó, entendiendo que era el cargo de más rango, que debería ser modelo y con el contexto de trabajo más favorable.

Se logró que la dirigencia entendiera y aceptara que la dirección de la selección, debía ser un cargo de tiempo completo (full-time). Todo el trabajo hecho y el desgaste que ocasionó, para convencer a los dirigentes, tuvo resultado positivo.

Se establecieron las reglamentaciones que regulaban las contrataciones de los entrenadores, éstas prohibían a los clubes contratar a quien ya ostentaba el cargo de DT nacional. El prestigio del cargo se elevó, y era de mucho compromiso asumirlo, no sólo por lo atractivo, sino que involucraba, reputación, obligaciones y responsabilidad laboral.

En la gestión anterior, se cumplió lo que se denomina ciclo olímpico de trabajo. Una tarea de cuatro años, que trajo resultados exitosos, con un subcampeonato mundial y el título olímpico, como los más relevantes.

Hoy la realidad es distinta, el responsable de la selección nacional paso a tener un cargo de tiempo compartido (part-time) por decisión de los mismos dirigentes. Dándole a éste, la posibilidad de tener un cargo de entrenador en un equipo de Liga Nacional. Es decir el club que lo contrata tiene a favor, la chance de una motivación extra y que implica el reclutamiento de jugadores (lo pone en ventaja con el resto), y en contra, lo peligroso que es no tener al responsable máximo con su cabeza pensando, al cien por cien, para el equipo que lo contrató y por lo que le paga todo el año.

La selección nacional es hoy centro de atención de todo el ambiente. No por lo que normalmente tendría que ser, es decir convocatorias, incorporaciones, programaciones, si no que extrañamente, los motivos son todo lo contrario, las deserciones. Van desde las entendibles y justificadas, hasta lo irrisorio. Lo más llamativo es que la convocatoria a integrar la selección nacional, no es prioridad para algunos jugadores. ¿Qué está sucediendo?

Todos los éxitos conseguidos, fueron concretados bajo las normas que hoy no existen. Da la sensación, que estos logros aparecieron por arte de magia. ¿Cuál será el futuro de la selección?

 

EDUARDO DARIO ARMER

 
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