NEUQUEN (AN).- Esta vez será el espectador el encargado de armar la obra sobre el escenario. Una escenografía minimalista, dos personajes enmascarados, ausencia de textos hablados, el cuerpo y el movimiento al servicio total de la expresión serán sólo los elementos que aportarán los actores. Lo demás quedará en manos del público, que deberá diseñar la dramaturgia valiéndose de sus vivencias personales.

Esta propuesta llega de la mano de Violeta Britos, Ariel Barreto y Oscar Castelo, que hoy a las 21.30 presentarán la obra de danza teatro "Espiedo", en la Escuela de Títeres, ubicada en Anaya y Planas.

"Es un espectáculo de danza teatro. Es teatro porque tiene un argumento base puramente teatral y es danza porque el lenguaje es a través del cuerpo. La intención es que el espectáculo funcione como disparador para el público. Tiene un discurso abierto, si bien queda claro lo que se dice cada espectador irá armando su trama y va a ir generando distintas cosas de acuerdo a sus propias vivencias", explicó Britos, una de las protagonistas de la obra.

La historia comienza y termina en un punto, pero cada uno de los espectadores podrá elegir en forma personal en qué estación quedarse. "Algunos se quedarán con el final narrado, otros se quedarán en lo que más les guste o donde puedan llegar", continúo la actriz.

"Espiedo", comienza contando la historia de un vínculo entre ella y el. La relación contada a través de movimientos de los cuerpos transitará por diferentes estadios, conflictos, relaciones y experiencias. "El argumento comienza y termina a través de un proceso de transformaciones de esa relación, de ese vínculo entre dos personas. El espectador comenzará a levantar vuelo dejándose llevar por el argumento planteado en escena, y se dirigirá hacia un posible final. Pero en algún momento se producirá un corte sin dejar de lado la continuidad de la obra, que lo dejará sin poder entender lo que pasa. Cuando comprenda el corte nuevamente se conmoverá y rearmará la historia"desde un lugar diferente, agregó Oscar Castello, el director de la obra.

Esta pieza de creación multifuncional persigue el claro objetivo de permitir al público un espacio de reflexión. "El arte últimamente está tan digerido que pasa a ser una obviedad, pero nosotros pretendemos que lleve a pensar", dijo Britos.

Los recursos escénicos creados se encaminan hacia ese fin artístico. "Los personajes son comunes, lógico y posible de que sea cualquiera. Son lo cotidiano, no tienen especificaciones ni referencias y eso es lo que permite transportar a cada espectador hacia lo personal. Es una puesta austero, muy minimalista que otorga mucho espacio al espectador. Es una narración que no tiene texto y tiene otra forma de lectura. Es una forma distinta de leer y comunicar con otro lenguaje. El escuchar se transforma en ver", explicó Ariel Barreto, el otro personaje de la obra.

"Espiedo", propone la circularidad en todas su variantes. Los actores sostienen que la obra se va cocinando de a poco, que el vínculo planteado se va cocinando de a pocos. Es la cocción en movimiento. Luego algunos dejarán que se queme o que salga crocante y a punto. "También desde el punto de vista coreográfico, en la obra está planteada la circularidad todo el tiempo. Los movimientos son en círculo, que es un recurso para que al otro no le quede más remedio que meterse. Es una obra tramposa porque no hay escapatoria, estas adentro, no te podés escapar", sentenció la protagonista.

"Espiedo", no da tregua. Invita, sugiere, obliga sutilmente a ser arte y parte, a ser espectador y actor al mismo tiempo, a armar la dramaturgia y diseñar el final que mejor pueda lograr.

Durante cuarenta y cinco minutos, el y ella deambularán por el escenario desparramando movimientos, subiendo a cada espectador a escena, armando un vínculo, desarmándolo y rediseñándolo de acuerdo transcurra el tiempo. Una obra para empezar a pensar en la humana manera de relacionarse con el otro.