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Viernes 29 de Junio de 2007
 
Edicion impresa pag. 43 > Cultura y Espectaculos
Gilmar Goulart, la extrañeza hecha música
El marimbista brasileño que se presentó anteayer dará hoy otro concierto.
El brasileño Gilmar Goulart
El brasileño Gilmar Goulart
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ROCA (AR).- Con una escenografía especialmente dispuesta, un fondo de luz roja con el recorte de un corazón en la cima del escenario, Gilmar Goulart se presentó anteayer en la sala mayor de la Fundación Cultural Patagonia. Segundos antes de comenzar, se escuchó un fragmento de un tema de Led Zeppelin. Gilmar inspiró, cerró sus inmensos ojos verdes y se sumergió magistralmente en su marimba.

Un repertorio contemporáneo y étnicamente diverso fue escogido por este percusionista brasilero a lo largo de una hora y ante una sala totalmente colmada. Un público entusiasta y sólo sacado de clima por las toses que se escucharon en la sala, le devolvió aplausos y ovaciones a granel.

Gilmar Goulart nació, creció y dio sus primeros pasos en la música en Río Grande do Sul (Brasil). "Soy gaúcho y como casi todos los que viven en el sur de Brasil, producto de una bella mezcla en la sangre: tengo ancestros franceses, brasileros puros, negros, indios, todos viven en mí". Esta mezcla también aparece en su música, en la extrañeza que deja en el escenario y en las notas que hace sonar.

Gilmar no sólo tiene una genética rica en términos de mestizaje; también se ha nutrido musicalmente en distintas partes del globo. Estudió en la Universidad Federal de Santa María (Brasil), donde actualmente es docente y fue el primer percusionista en alcanzar las finales y presentarse en las Series Jóvenes Solistas de la Orquesta Sinfónica de Porto Alegre; poco después fue galardonado con honores en la Universidad de Manchester, Inglaterra y continuó su formación en los EE.UU., donde obtuvo el título de Doctor en Artes Musicales (Percusión- Marimba).

En su presentación en Roca, en el marco del V Festival Internacional de Percusión, Gilmar incluyó obras que aparecen en sus dos discos: una delas primeras que mostró fue escrita especialmente para él por el compositor Craig Grosvener, "The Veil of Verónica" (está en su primer CD, "El Mundo de la Marimba"), una obra bellísima a la que encadenó otra con sabor brasilero. En el repertorio que trajo al sur también incluyó composiciones de su segundo disco "Los Estados de Espíritu de la Marimba" (una joyita musical), que contiene 5 obras escritas para él.

Gilmar visita por primera vez la Patagonia y confiesa estar fascinado con el festival, sorprendido por su perfecta organización, y la gran calidez de esta "gran familia de los percusionistas del mundo". "Varios nos conocemos de otros festivales. Somos como una familia unida por la música, y cada encuentro está cargado de emoción y de riqueza, pues cada año nos vemos evolucionar, crecer. En estos festivales, además, celebramos la vida con la música". Un comentario que podría delatarlo en cualquier lugar del mundo como brasilero. Gilmar es alegre y colorido y posee un natural optimismo. Cuenta que hace dos días subió al escenario con la escarapela del Brasil que le pidió su sobrina que llevase en su gira.

Es inevitable preguntarle cómo fue que eligió la marimba, un instrumento enorme. Cuenta que en Brasil no hay escuelas de músicos para niños, de modo que al terminar su secundaria, decidió seguir la carrera de música. El, al igual que su padre y su hermano, tocaba la guitarra "de oído" y motivado por la música que escuchaba por la radio. Fue un tiempo después que descubrió la música académica y la marimba. En realidad confiesa "la marimba me escogió a mí. Supe que era mi instrumento porque es el único instrumento que toco y me siento profundamente feliz".

Un profesor fue clave en este tiempo, Ney Rosaura, con quien trabajó años más tarde. Junto a él también empezó a explorar la música contemporánea que sale de su marimba, una música con la que se siente muy "cómodo".

Hoy, a la noche, Gilmar volverá a subir al escenario, esta vez, junto a Angel Frette (marimba) y la Camerata de la Fundación Cultural Patagonia. Después, volverá a su país para preparar sus próximos conciertos en EE.UU. y a sus proyectos m s inmediatos: "Me gustaría ir un tiempo a tomar clases a Japón, donde hay granes percusionistas y quiero comprarme una guitarra nuevamente. ¡Quiero brincar con los sonidos! Quiero gozar sin tener el compromiso de tocar bien." Un anhelo comprensible para este artista que acaricia la perfección con sus manos.

 

SUSANA YAPPERT

sy@patagonia.com.ar

 
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