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Domingo 17 de Junio de 2007
 
Edicion impresa pag. 42 y 43 > Cultura y Espectaculos
En el centro de las letras

A través de los años, la literatura ha abordado, en no pocas ocasiones, la relación padre-hijo. "Hamlet" de William Shakespeare, tiene como tema la venganza basada en el amor y el respeto de un hijo hacia su padre, y la confianza y fe de este en su vástago; Papá Goriot de Honoré de Balzac, es representativo del sacrificio, la abnegación y dedicación de un hombre hacia sus hijas, a pesar de no ser retribuido en la misma magnitud... Y así infinidad de libros. Relación que se ha presentado de múltiples maneras: intimidad y distancia, lejanía y amor, orgullo y vergüenza, evocación y ajuste de cuentas, disputas y reconciliaciones, desamparos y acercamientos.

"A mi padre lo estamos velando hace más de dos años". Así comienza la novela "Papá" de Federico Jeanmaire (Sudamericana, 2003), que remite directamente a "Hoy mamá está muerta", primera frase de "El Extranjero" de Albert Camus. De esta manera el autor no nos lleva de la mano a la historia sino que empuja al lector a la historia. El disparador de este libro fue el momento en que -a causa de un cáncer de hígado del padre- el médico sale del quirófano y le plantea a la familia dos posibilidades: una, si cortan la arteria sobre la que se apoya el cáncer, existe una probabilidad muy alta de que el paciente muera; la otra, si lo dejan tal como está, le queda quizá un año de vida.

Esa misma noche, Jeanmaire se puso a escribir algo que no tuviera a un lector como destinatario y con la intención de hacerlo desde el centro mismo del dolor. Con la cercanía de la muerte, repasa la relación con su padre y reflexiona también acerca de los vínculos afectivos que se extienden porque él se va convirtiendo en padre. Para Jeanmaire la relación con el padre está absolutamente ligada y alimentada con la literatura. La intención que consigue lograr es que no sólo el texto habla de su padre sino de todos los padres, como si se tratara "de conceptos que nos pertenecen a todos" y que, de algún modo, carga de sentido personal la lectura.

Al tiempo que traza con minuciosa agudeza el retrato de su padre cuenta distintas circunstancias de su propia vida. El padre, militar de carrera, ha sido intendente de la ciudad natal (Tandil) en dos oportunidades, precisamente bajo gobiernos dictatoriales. El hijo, con vocación de escritor, ha crecido en los convulsionados finales de los años 60 y se suceden los conflictos, disidencias, disputas hasta llegar a la ruptura de la relación entre ambos. Luego, la reconciliación, el acercamiento íntimo ahondado por la enfermedad y por la intervención de un tercero en quien se conjugan la nueva esperanza: el hijo del narrador, el nieto del "Papá" del título.

 

Los ecos del vecino

 

Con un lenguaje simple, sin la pesada carga de lo evocativo y lo nostálgico, Angela Pradelli presenta las observaciones cotidianas de una mujer luego de la muerte de su padre a partir de las acciones de un vecino que a cada instante remite al lugar del padre. La ventana de su casa de Adrogué es el escenario que elige la narradora para trazar el inicio de la historia de "El lugar del padre"(Alfaguara, Premio Clarín de Novela 2004). Desde ese espacio observa a su vecino Ramón luchando por voltear un árbol del frente de su casa. Así de simple y cotidiano transcurren los acontecimientos de Ramón que además de vecino era amigo del padre de la narradora. Ramón es la metáfora encarnada del padre muerto, el alter ego viviente. "Cuando alguien se muere, se muere y no hay por qué ir detrás de esas hilachas que tardan más de la cuenta en desaparecer", lanza la autora.

El libro se despliega en cuarenta y siete capítulos, sencilla y asombrosamente bellos, estampas costumbristas que reconstruyen con original sencillez, y atractiva emoción la historia del padre, de la narradora y del vecino.

Pradelli señaló que la de "El lugar del padre" no es una historia autobiográfica, remarcando que es una historia que trabaja con muchos materiales familiares en el sentido que John Cheever le daba a esa expresión. Al escribir el primer capítulo, la autora recordó a Chéjov que decía que cuando un escritor cuenta una historia, está contando también otra que desconoce y que corre en forma paralela. Y así lo hizo ella. El relato de la presencia del vecino es el relato de la ausencia del padre.

Todo gira alrededor de la muerte reciente del padre de la protagonista. Un viejo ferroviario, que cuidaba el ciruelo del jardín, daba de comer a los gorriones, acompaña a su amigo Ramón en múltiples travesuras.

"El lugar del padre" es un canto sentimental,y sanguíneo de amor al padre, narrado de manera original, que está destinado a permanecer y hacer eco en la memoria del lector. (P.M.)

 
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