ROCA (AR).- El juez Rubén Norry fue el centro de las críticas de los taxistas roquenses. Primero por la inusual demora de tardar unas dos horas para enviar la orden de allanamiento, que incluso en varias oportunidades le reclamó la fiscal Benito a su secretario. También criticaron que no se acercó al lugar del allanamiento, como tampoco al sitio donde apareció el Fiat Duna abandonado.
Ayer alrededor de las 18.30, un grupo de seis taxistas fue hasta el domicilio del juez de Instrucción. Allí se encontraron con la mujer y la madre del juez, quienes les dijeron que Norry no se encontraba y que se retiraran del lugar.
El malestar de los taxistas fue mayor, cuando, según dos de los representantes que subieron hasta el juzgado Nº2, dijeron que el juez había manifestado que si no se dejaban de presionar en su domicilio, las declaraciones las tomaba al otro día.
Con la caída de la noche, comenzaron las bombas de estruendo, y varias de ellas detonaron directamente en el balcón del primer piso, donde se encuentra el juzgado de Instrucción Nº2.