Desde que fue ungido candidato conservador a la presidencia, Nicolás Sarkozy ha tenido buena estrella.

Ganador en la primera vuelta electoral del 22 de abril, el impetuoso líder de la Unión para un Movimiento Popular (UMP) y ex ministro del Interior encabeza las encuestas para las elecciones de hoy y se ubica como favorito para llegar al palacio del Elíseo.

Antiguos simpatizantes de su rival socialista en la batalla por la jefatura del Estado, Ségolène Royal, cambiaron de bando para expresarle su apoyo. También el presidente Jacques Chirac, si bien a regañadientes, decidió darle su respaldo. Incluso un incidente violento ocurrido hace poco en el metro de París benefició a este hombre que defiende la ley y el orden y que proclama la necesidad de salvaguardar la "identidad nacional".

Sarkozy, de 52 años, controla bien a su partido, que por motivos financieros y logísticos es un instrumento importante para conseguir la victoria en las elecciones. La inmensa mayoría de los militantes y cuadros de la UMP apoya al ex ministro, conocido por su ardiente ambición y actitud enérgica. Con su característica perseverancia e intransigencia, Sarkozy intenta lograr que los franceses acepten de buena gana su "ruptura pacífica" con la política de la vieja guardia. "Juntos todo es posible", reza el lema de su campaña. (DPA)