Como tantos otros extranjeros, Felipe Melhem Saad llegó a América en busca de mejores condiciones de vida, con la idea de volver al Líbano a buscar a su familia. Pero, el destino le cambio los planes. Al poco tiempo de estar en Argentina, donde fue asentado con el apellido Abraham en Inmigraciones, llegó a Prahuaniyeu.
En el pequeño paraje ubicado a 70 kilómetros de Los Menucos y al pie de la Meseta de Somuncura, trabajó como mercachifle vendedor ambulante- y se quedó a vivir.
Conoció a una mujer mapuche con quien se casó y tuvo tres hijos: José, Jacinto y Felipe quienes nacieron en una caverna de piedra en donde la familia vivía.
Antes de cumplir los diez años, Felipe Abraham hijo quedó huérfano de madre y tuvo que trabajar a la par de su padre. Años después también murieron José y Jacinto y ante la muerte de su padre, Felipe emigró a Los Menucos. A lo largo de su vida realizó distintos trabajos para alimentar a su familia. Pudo comprar un pequeño campo donde cría unas 1.000 ovejas.
Hoy, a los 88 años disfruta de la vida junto Rauda Anise Ede, la mujer con la que se casó hace muchos años y con quien tuvo a Abel y Emir, de sus nietos y ahora también del reencuentro con su sobrino Ibrahim Saad. "Estoy muy feliz con este reencuentro", sostiene.
Por estos días en la casa de los Abraham se respiran aires de felicidad.