SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Luis Razza, creador de una de las empresas más antiguas y emblemáticas de la ciudad, falleció ayer a las 14, a la edad de 107 años. Don Luis, uno de los pocos habitantes que tenía más años que la ciudad que lo adoptó en la década del cuarenta, permanecerá para siempre en el recuerdo de miles de barilochenses.

El creador de "Cerámica Bariloche" hizo su primeros pasos en la actividad productiva local fabricando estufas tirolesas. Esas cocinas de ladrillos refractarios, revestidas de cerámica esmaltada, se convirtieron en el origen de la emblemática empresa que lleva el nombre de la ciudad y dio trabajo a decenas de jóvenes y adultos.

Oriundo de Trieste, Italia, Razza se radicó en la Argentina en 1930, junto a su esposa Ana María, y 13 años después se trasladó a Bariloche donde tuvo una participación protagónica en el desarrollo de la ciudad, que contaba en ese entonces con 3.000 habitantes.

Su avanzada edad menguó el espíritu sociable que lo caracterizó toda su vida pero no le impidió celebrar cada uno de sus últimos cumpleaños junto a los familiares más directos y los amigos que siempre le prodigaron cariño.

Asimismo fue uno de los fundadores de la empresa de energía que antecedió a la Cooperativa de Electricidad Bariloche, donde ocupó un rol destacado por la experiencia adquirida en su paso por la compañía eléctrica Italo, en Buenos Aires.

En su breve desempeño como constructor, mientras realizaba las excavaciones para el hotel Vuriloche, el joven empresario encontró arcilla que acopió en su casa familiar y luego utilizó para fabricar las cocinas tirolesas.

De la arcilla recolectada en distintas explotaciones de la Patagonia, Razza hizo surgir los jarrones, platos, vasijas y los miles de diseños que los turistas buscan por su calidad artesanal y por su fuerte iden

tidad con la ciudad.

Las piezas de Cerámica Bariloche, la primera empresa productiva de la cordillera, todavía se decoran a mano y no hay dos iguales porque se siguen realizando con un proceso artesanal. La empresa continúa siendo familiar y es dirigida por su hijo Luis 'Gigi' Razza, quien le dio dos nietos: Claudia y Luis Pablo.

La cerámica fue para Razza una "ilusión muy linda" porque, en aquel pueblo de 3.000 habitantes, no se fabricaba nada, "todo se traía de a fuerza", explicó durante uno de los tantos reportajes que pudieron hacerle los periodistas de "Río Negro".

Su "fábrica", nacida de una ilusión, se convirtió en un sello distintivo de la ciudad que está presente en todo el mundo y que tiene un lugar destacado en el restaurante que otro barilochense, el chef internacional Francis Mallman instaló en Sevilla, al que suele concurrir la familia real española.

Razza había cumplido el viernes 2 de marzo pasado 107 años. Desde ayer está siendo velado en la cochería Franze y hoy, a las 11, tendrá el sepelio hacia el cementerio parque Valle del Descanso.