SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- En un fallo dividido, la Cámara Primera del Crimen le aplicó un año de prisión en suspenso a un hombre que mató a otro al golpearlo con una gruesa tabla, para defender a un amigo que estaba en peligro. Dos de los jueces consideraron excesivo el golpe en la cabeza que le aplicó el homicida a la víctima, quien estaba armado con un cuchillo y mantenía en el suelo al amigo del acusado, pero otro juez votó en disidencia y opinó que el medio utilizado fue proporcional y legítimo.

El episodio investigado ocurrió a las 3.30 del 5 de marzo de 2006 en el paraje Manso Inferior, a unos 80 kilómetros de Bariloche, en la parte externa de la vivienda de Yolanda Gallardo, donde después de una fiesta de cumpleaños se produjo una pelea entre Daniel Pérez y Héctor Oyarzo.

En el transcurso de la riña, Pérez no sólo había logrado derribar a Oyarzo, sino que empuñaba un cuchillo con el que ya lo había herido en un codo. En esas circunstancias intervino el imputado, Evaristo Eleuterio Enríquez, de 22 años, quien tomó una gruesa tabla de 57 centímetros de largo, 15 centímetros de ancho y 7 de espesor, y le aplicó un golpe en la cabeza a Pérez, quien murió algunas horas después.

Pérez llegó al hospital de El Bolsón con traumatismo severo de cráneo, fractura del parietal frontal y del macizo facial, con compromiso encefálico central y múltiples contusiones hemorrágicas en la cara.

La causa contra Enríquez se instruyó y llegó a juicio por "homicidio cometido con exceso en la defensa de terceros", que si bien no exime de culpa al causante atenúa en forma notable su responsabilidad.

El imputado justificó su accionar diciendo que si no le pegaba a Pérez, éste hubiera matado a su amigo "Pitín" Oyarzo, quien según explicó estaba tirado de espaldas en el suelo y a merced del cuchillo de Pérez.

El fiscal de Cámara entendió que si bien su amigo estaba perdiendo la pelea, Enríquez se excedió en la defensa, y pidió que le impongan 6 meses de prisión.

Al coincidir en la pena que debía aplicarse, los jueces Alfonso Pavone y Marcelo Barrutia tomaron en cuenta el riesgo que corría Oyarzo, pero también la corpulencia del imputado, que "si le hubiera pegado en alguna otra parte del cuerpo se habría evitado lo que sucedió". El juez Alejandro Ramos Mejía, en cambio, sostuvo que el imputado debía ser absuelto, porque "si concurría sin el elemento que usó podría ser agredido por el cuchillo que portaba Pérez".