SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Más de 2.000 personas le pusieron calor y color al 105 aniversario de la ciudad, protagonizando un desfile cívico espontáneo que desafió la decisión municipal de suspender el tradicional festejo.

El Ejecutivo municipal, comandado interinamente por el secretario de Gobierno Adolfo Fourés, desestimó la realización del desfile la noche anterior en atención a pronósticos climáticos que auguraban lluvias. Pero el clima burló la decisión oficial con una jornada seminublada templada por rayos de sol.

En el transcurso de la mañana mucha gente se acercó al centro para presenciar el festejo y retornó decepcionada tras recorrer las calles vacías. Otros se dieron cita en la esquina de Mitre y Beschtedt -punto de partida de la caravana- para manifestar su enojo por la decisión.

"Esto es una vergüenza, es el cumpleaños de Bariloche y no hay una sola bandera en las calles. Esto tendría que se una fiesta y está todo sucio y descuidado", enfatizó Fanny Rodríguez, mientras otros vecinos cuestionaban con firmeza la resolución del gobierno. El más contundente fue Filiberto Gallegos, un antiguo poblador nacido en la estancia El Cóndor, que llegó hasta el centro ataviado con sus mejores prendas gauchas para compartir la celebración. "Yo tengo 81 años y acá nunca se suspendió el desfile, y eso que el clima era más duro, hasta nevaba. Esto que pasa ahora es una vergüenza, los funcionarios le tienen miedo a la gente o tienen miedo de derretirse porque son de azúcar", reflexionó.

A partir de las 10.30 las colectividades europeas, distintas agrupaciones tradicionalistas, escuelas y entidades intermedias que se habían dado cita en el punto de partida comenzaron a organizarse, mientras la policía tuvo que improvisar un veloz operativo para despejar la calle.

Así ganaron la Mitre, pasaron frente a un palco vacío y se concentraron en el Centro Cívico donde continuaron con una fiesta espontánea. Incluso la Reina de la Nieve participó de la celebración informal, aunque sin su capa ni su corona. En la plaza "Expedicionarios al Desierto" el enojo de la gente hizo foco en el secretario de Gobierno, con cánticos que lo invitaban a retornar a su provincia natal. "Fourés volvete a Córdoba" fue el más respetuoso.

En los corrillos políticos se atribuyó la desafortunada decisión del gabinete a una evaluación apresurada que sólo tuvo en cuenta las necesidades electorales. "No querían la foto del palco sin Beto (Icare)", murmuraron algunos opositores.

Lo cierto es que ningún dirigente se atrevió a subir al palco instalado en la tercera cuadra de Mitre, que lució inusualmente vacío. Sólo Wellington, un singular vecino que dos décadas atrás se postuló en soledad a la presidencia de la Nación, se subió a ese escenario para dirigirle algunas palabras a la gente.

El extremo de la desconexión entre el gobierno y la gente se evidenció tras la manifestación popular, cuando funcionarios hicieron circular por algunos medios la lectura oficial de lo ocurrido asegurando que "el desfile no se hizo".Incluso el director de Tránsito, Carlos Catini, salió en el canal de aire atribuyendo la decisión espontánea de la comunidad a intenciones políticas contrarias al actual gobierno y responsabilizó a la gente por los eventuales daños que pudieran surgir en el festejo.