CIPOLLETTI (AC).- Jorge Larrea, el nuevo abogado defensor de los hasta ahora únicos procesados por el homicidio de la bioquímica Ana Zerdán, Juan Carlos Aguirre y su hijo Juan Manuel, reflotó en la Cámara Segunda del Crimen la hipótesis que podría darle un giro de 360 grados al caso, pues se basa en que el trágico suceso se relacionaría con pericias de Zerdán que habrían determinado la presencia de contaminación en un sector del noroeste neuquino, y que podría haber vecinos que estarían sufriendo las consecuencias graves de metales contaminantes.

Este homicidio se produjo el 18 de setiembre de 1999 en el laboratorio de calle San Martín casi Brentana, que Zerdán compartía con un socio, bioquímico como ella, Roberto De La Vega.

La mujer -pareja de Juan Carlos Aguirre- estaba de noche supuestamente trabajando, y habitualmente dejaba la puerta sin llave. En ese momento sufrió una tremenda agresión. Resultó abordada, maniatada, amordazada con partes de su propio delantal y muerta de un fortísimo golpe en la cabeza con un elemento pesado, según las pericias un tubo de oxígeno.

El magistrado Juan Torres, del juzgado Nº8 de Roca, procesó a los Aguirre, que luego de varias instancias judiciales quedaron detenidos. El padre en su domicilio de calle España, por razones de salud, y el hijo en la alcaidía roquense luego de ser capturado en el aeropuerto de Barajas, en España.

Larrea dijo que la Cámara Criminal Segunda de Cipolletti deberá llevar adelante el juicio oral y público y que la nueva prueba que presentó "se relaciona con el tema contaminación y con análisis" en los que participó la bioquímica Zerdán.

Estaría descartando entonces Larrea las acusaciones contra Juan Carlos Aguirre y su hijo relacionadas con cuestiones de pareja, dinero, propiedades y otras.

En un apartado clave de la prueba presentada Larrea le solicita a la Cámara Criminal Segunda que llame a declarar en el debate del juicio -cuya fecha aún no fue fijada- a Nora Apablaza y Leopoldo Araneda, a quienes en un laboratorio de Bahía Blanca, con muestras enviadas y analizadas previamente por Zerdán, se les habría detectado plomo y mercurio en sangre.