NEUQUEN (AN).- "Perfil bajo, siempre trabajando pero nunca quiso figurar, siempre me decía 'hablá vos Pato, a mi me dar vergüenza, yo le decía, dale 'te voy a mandar a vender pebetes'. Era tímido pero era un líder de todos los chicos. Qué se yo, nos cayó una bomba en el colegio", describió ayer Patricia Varela al docente Carlos Fuentealba, poco antes de que el diagnóstico determinara su muerte cerebral.
Varela es la directora del Centro Provincial de Enseñanza Media 69, ubicado en el barrio Cuenca XV y era amiga de Fuentealba. Caros Fuentealba tenía 41 años, usaba barba y trabajaba mucho. Llegó a Neuquén hace 25 años, desde Junín de los Andes. Egresó de una escuela técnica, por lo que las ciencias exactas le marcaron el rumbo cuando se orientó a la enseñanza. Le apasionaban la química, la física y la matemática. Era tímido y comprometido. Primero como administrativo en la Unión de los Obreros de la Construcción. Después, a partir de su título de técnico ingresó a la educación pública primero, y de docente cuando completó sus estudios.
En Neuquén conoció a Sandra Rodríguez, su esposa y también en la capital nacieron sus hijas, de 10 y 14 años: "mis chicas", decía cada vez que hablaba de ellas.
En las últimas horas sus padres y hermanos llegaron desde Junín y Córdoba aguardando un milagro. En medio de todo el dolor, su esposa aceptó donar sus órganos pero los tratamientos de las últimas horas impidieron esa posibilidad.
Asistidos por el equipo de psicólogos del Castro Rendón, decidieron resguardarse, pero quisieron que la imagen de este maestro y profesor de química, fuera más allá de la de la víctima tendida en el suelo. Y mostraron otras fotos, con Carlos en las aulas del CPEM "Siempre muy sencillo y humilde. El año pasado los chicos lo eligieron como el profesor rey del colegio", resume Patricia Varela, la interlocutora entre la familia y la sociedad. Ella lo explica desde la amistad y el compañerismo.
"Es un gran dolor para todos porque estamos viendo que se nos fue un compañero y una persona con grandes valores humanos, que no se merecía este final", dice Varela, en un reclamo que se extiende a todo el colegio. Ayer por la tarde, mientras se le practicaban los últimos estudios, los vecinos y alumnos se acercaban a la escuela a preguntar por su estado. Visiblemente golpeados, llegaban a consultar por él.
Carlos vivía en un barrio vecino a Cuenca XV, en un grupo de casas dentro del conglomerado Gran Neuquén. El trabajo de los docentes en ese punto de la ciudad es educación y acompañamiento.