SAO PAULO (AFP).- El presidente estadounidense, George W. Bush, selló ayer una alianza con Brasil y aseguró que no le ha dado la espalda a América Latina al abrir una gira regional que ha sido confrontada por el presidente venezolano Hugo Chávez y desató protestas callejeras.
Brasil y Estados Unidos acordaron en Sao Paulo aliarse para la promoción de etanol, que puede significar inversiones en la región y menor dependencia petrolera de naciones como Venezuela, según dijeron Bush y su anfitrión el presidente Luiz Inácio Lula da Silva en una conferencia de prensa conjunta.
"Mi viaje pretende explicar lo más claramente que puedo, que nuestra nación es generosa y compasiva", aseguró Bush sobre su visita que desató protestas en Sao Paulo y varias ciudades brasileñas. "Esta descripción de los hechos según la cual nosotros hemos dado la espalda (a América Latina) no se sustenta por ningún hecho", declaró Bush. "Puede que sea una manera como las cosas son percibidas, pero se contradice con los hechos", dijo.
Agregó que en sus seis años en la Casa Blanca duplicó la ayuda a la región al elevarla a 1.600 millones de dólares. La gira ocurre en paralelo a la del presidente venezolano, Hugo Chávez, quien se lanzó a la ofensiva y afirmó que "Bush es el lobo con piel de cordero" quien llega a la región "a dividir, a engañar, a frenar los movimientos populares". Bush eludió contestar a Chávez. "Traigo la buena voluntad de Estados Unidos a América del Sur y a América Central. Es por eso que estoy aquí", dijo.
"Mi viaje pretende explicar lo más claramente que puedo, que nuestra nación es generosa y compasiva; que cuando vemos pobreza, nos importa", dijo.
En lo que podría interpretarse como una referencia velada a Venezuela, enfrentada a Estados Unidos, Lula recordó que "todos los gobiernos sudamericanos son resultado de elecciones libres con amplia participación popular". Brasil y Estados Unidos sellaron una alianza para la promoción del etanol. Brasil y Estados Unidos, que concentran el 70% de la producción mundial de ese combustible alternativo a la gasolina, firmaron un memorando comprometiéndose a cooperar para establecer un mercado internacional de biocombustibles, pero también a fomentar su uso en otras áreas del planeta, comenzando por Centroamérica y el Caribe. La alianza en combustibles no está exenta de roces: Brasil le reclama a Estados Unidos que retire las tasas que le impone al etanol brasileño. Bush declinó hacer concesiones.
Lula afirmó que eso es tema de negociación y bromeó: "Si yo tuviese esa capacidad de persuasión (para que Bush rebaje las tarifas), lo habría convencido de otras cosas que no puedo decir aquí".
Bush y Lula también se comprometieron a trabajar para impulsar las negociaciones en el marco de la Organización Mundial del Comercio y encomendaron esa tarea a sus ministros: el canciller Celso Amorim y la representante de Comercio Susan Schwab que se reunirán en Sao Paulo el sábado. Un masivo esquema de seguridad rodeó a la visita de Bush, con 4.000 soldados que ocuparon la ciudad, francotiradores para los trayectos de su comitiva, y la paralización del tránsito en esta ciudad de 18 millones de habitantes en su área metropolitana. Miles protestaron el viernes, aunque con menor intensidad que ayer cuando hubo mayores enfrentamientos con la policía.
Lula y Bush volverán a reunirse a final de marzo en la residencia presidencial de Camp David, una deferencia que no había sido otorgada a un presidente sudamericano desde 1991.