BUENOS AIRES (DyN)- Los detalles de la autopsia que revelaron un mes después que María Marta García Belsunce había sido asesinada con cinco tiros en la cabeza y el polémico hallazgo del "pituto", con el supuesto encubrimiento familiar, fueron ayer el centro del debate en la tercera audiencia del juicio oral y público por el crimen del country Carmel de Pilar.
Se detallaron además las manchas de sangre que se encontraron en la escena del crimen -y que aún no fueron identificadas-, los análisis hechos sobre los proyectiles disparados por un arma calibre 32 largo y las pruebas que hicieron los investigadores dentro del baño para saber cómo nadie escuchó los tiros aquella tarde del 27 de octubre del 2002.
Luego, el Tribunal Oral Criminal 6 de San Isidro escuchó las declaraciones que habían hecho dos de los supuestos encubridores del homicidio y que, al igual que el resto de los procesados, no tienen previsto declarar en el debate hasta que se defina su situación en el Tribunal de Casación bonaerense.
"Para mí era un pituto del estante. No estábamos tirando una bala", repitió el secretario del tribunal al leer la declaración de Juan Carlos "John" Hurtig, el hermano de María Marta que encontró el proyectil achatado bajo el cuerpo de la socióloga.
Fue el único que admitió haber tenido la "intuición" de que eso podía tener que ver con la muerte y que era extraño que la socióloga hubiera resbalado "con las zapatillas puestas".
En la declaración "John" reveló que le preguntaron al acusado Carlos Carrascosa -el viudo de María Marta- qué era ese objeto, que éste dijo que debían ser un desecho del material que sacaron los médicos para asistir a la víctima y que lo tiraran, y que fue Horacio García Belsunce (h), el otro hermano, el que bautizó aquello como el "pitutito" de una estantería.
"Tirarlo al inodoro fue una decisión tomada en un minuto y medio y no fue una reunión privada -resaltó John-. Fui yo el que estuve metiendo la mano en la mierda" después de que rompieran el inodoro "para poder encontrar aquella prueba".
Luego, fueron los dichos del médico Juan Gauvry Gordon, quien llegó al lugar del crimen "convencidísimo" de que -dijo- había sido "un accidente domiciliario" y lamentando "el dolor de esa familia frente a una muerte tan tonta", según afirmó.
"Hasta el día de hoy me arrepiento de no desconfiar de la gente. No se me pasó por la cabeza que podían haberla matado... Nunca me ofrecieron plata. Ojalá lo hubieran hecho para que yo saliera de mi ceguera. Tengo que ser tonto para ocultar algo así", se defendió el profesional tras atacar a Santiago Biassi, el otro médico que estuvo en la escena del crimen y que develó la pista del homicidio, porque "nunca dijo nada".
Estas indagatorias se incorporaron por lectura al debate como parte de la prueba que pidió el fiscal Diego Molina Pico para sustentar su acusación. (DyN)