VIENA/ WASHINGTON (DPA) .- El anuncio del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) de que Irán no sólo ignoró la resolución 1737 del Consejo de Seguridad de la ONU que le pedía detener el enriquecimiento de uranio sino que amplió su programa atómico generó un nuevo llamado de la comunidad internacional a redoblar la presión sobre Teherán.

Según el documento transmitido ayer al máximo órgano de Naciones Unidas en Nueva York, técnicos iraníes estuvieron convirtiendo en el centro nuclear de Natanz hasta el 17 de enero unos 66 kilos del gas hexafluorido de uranio en uranio 235, apto para el reactor, y duplicaron el número de centrifugadoras operativas hasta 328.

El uranio enriquecido, un precursor para el combustible nuclear, también puede ser utilizado para armas atómicas, un fin que muchos temen que Irán esté persiguiendo. Sin embargo, Irán asegura que su programa es absolutamente pacífico.

Además del incremento de las centrifugadoras de gas instaladas, otras dos de las llamadas cascadas están a punto de finalizarse, asegura el informe del OIEA, al que Teherán informó que antes de mayo estarán operativas en Natanz unas 3.000 centrifugadoras, lo que posibilitaría un enriquecimiento de uranio a nivel industrial.

Como asegura el documento, Teherán continuó también sus trabajos con el reactor de agua pesada en Arak, en contra de lo establecido por la resolución de la ONU. En el texto se menciona incluso expresamente la negativa de Irán de dejar viajar a Teherán a 38 inspectores del OIEA. Teherán tampoco entregó ningún nuevo dato sobre partes de su programa nuclear, mantenido en secreto durante 18 años.

El Consejo de Seguridad

exigió a Irán en su resolución del 23 de diciembre de 2006 que suspendiera toda actividad de enriquecimiento de uranio y le amenazó con nuevas medidas en caso de que no lo hiciera en un plazo de 60 días. Naciones Unidas había prohibido, entre otras cosas, el suministro a Irán de material que sirviera para el enriquecimiento de uranio o para construir una bomba atómica.

Tras hacerse público el informe, Estados Unidos anunció ayer que analizará medidas adicionales para obligar a Irán a cumplir la demanda de Naciones Unidas de abandonar el enriquecimiento de uranio. Pero la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, aseguró que no quiere ninguna confrontación con Irán, y reiteró su disposición a negociar. El ministro del Exterior alemán lamentó por su parte la conducta de Irán y exigió a Teherán que detenga sus polémicos programas de enriquecimiento de uranio. Francia exigió una nueva resolución. "Queremos una segunda resolución de Naciones Unidas para poder seguir amenazando con sanciones", dijo el ministro de Exteriores francés, Philippe Douste- Blazy.

En una primera reacción, el gobierno iraní ignoró el punto central del informe del OIEA y dijo que seguirá adelante con el programa. (Ver aparte)